lunes, 26 de febrero de 2024

Poema 549. Tus células...

Xi Chuan. Xuzhou, 1963.


Tus células. Tu estrella. Tu escondite. Tu esquina. La puerta de tu casa. Tu silla sin pintar.


Una nube blanca se detiene en el cielo, como un tambo flamante.

Una araña trepa por mi espalda. Yo estoy absorto hace un rato mirando la tierra.


Antes de que aparecieras, yo casi no era yo mismo.

Aunque los tiburones mordían en el agua y los tigres atacaban en el bosque,

esta ciudad vacía necesitaba que golpearas con tus dedos el vaso y la mesa.


Así que necesitaba que emergieras de la nada, o que bajaras de un techo.

Así que buscaba frenéticamente tus huellas en el vidrio.


¿Pero quién sos? ¿Tenés un hermano mayor, una hermana menor? ¿En qué lugar naciste?

Sos como un invitado que no llega nunca a una cena,

y cuando al fin venís, extendés tus manos para abrazar puro viento.


Una brisa ligera a veces trae una lluvia feroz, y luego es la noche de las comadronas, y luego la mañana de los barrenderos.


Tengo pensamientos disparatados acerca del comienzo secreto de todo.

Dejame que te agarre la mano.


Vestida con esas medias largas, como una diosa de la antigüedad, parecés inventada.


Mirá, mis manos son más grandes que las tuyas, mis pies más sucios que los tuyos, pero compartimos la misma luz, y la misma oscuridad asimila nuestro miedo y nuestro coraje.

¿Pero quién sos?

¿En qué te basás para existir?

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