lunes, 27 de febrero de 2023

Poema 287. Tus ojos I.

Luciana Mellado. Buenos Aires, 1975.


Tus ojos I


Nada es inocente en este mundo

salvo tus ojos.


Tu cuerpo quemado / incendiado por los años

dibuja dos grandes soles

anillos sabios que te acercan a lo divino.


No exagero, es cierto, todo sobra en mi casa

todo es olvidable

menos los puentes acuosos de tus ojos.


Como aquello que ignoro conociendo

o mejor aún lo insondable de vos.

Te oigo desde lejos.

domingo, 26 de febrero de 2023

Poema 286. He construído un jardin.

Diana Bellessi. Argentina, 1946.


He construido un jardín...


He construido un jardín como quien hace

los gestos correctos en el lugar errado.

Errado, no de error, sino de lugar otro,

como hablar con el reflejo del espejo

y no con quien se mira en él.

He construido un jardín para dialogar

allí, codo a codo en la belleza, con la siempre

muda pero activa muerte trabajando el corazón.

Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo

atisba las dos orillas, no hay nada, más

que los gestos precisos

dejarse ir para cuidarlo

y ser, el jardín.

Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte

hablando en perfecto y distanciado castellano.

Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía

que te allega, a la orilla lejana de la muerte.


Ahora la lengua puede desatarse para hablar.

Ella que nunca pudo el escalpelo del horror

provista de herramientas para hacer, maravilloso

de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror

si la belleza lo sostiene. Mira el agujero

ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo

en el espejo frente al cual, la operatoria carece

de sentido.


Tener un jardín, es dejarse tener por él y su

eterno movimiento de partida. Flores, semillas y

plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay

poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una

tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,

mientras la sombra de su caída anuncia

en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir

sin sueño del sujeto cuando muere, mientras

la especie que lo contiene no cesa de forjarse.

El jardín exige, a su jardinera verlo morir.

Demanda su mano que recorte y modifique

la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros

bajo la noche helada. El jardín mata

y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer

gestos correctos en el lugar errado,

disuelve la ecuación, descubre páramo.

Amor reclamado en diferencia como

cielo azul oscuro contra la pena. Gota

regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas

a la orilla más lejana. I wish you

were here amor, pero sos, jardinera y no

jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.

sábado, 25 de febrero de 2023

Poema 285. La Gran Salina.

Ricardo Zelarayán. Paraná, 1922 - Buenos Aires, 2010.


LA GRAN SALINA


La locomotora ilumina la sal inmensa,

los bloques de sal de los costados,

los yuyos mezclados con sal que crecen entre las vías.

Yo vacilo....

y callo....

porque estoy pensando en los trenes de carga

que pasan de noche por la Gran Salina.

La palabra misterio hay que aplastarla

como se aplasta una pulga,

entre los dos pulgares.

La palabra misterio ya no explica nada.

(El misterio es nada y la nada no se explica por sí misma.)

Habría que reemplazar la palabra misterio

(al menos por hoy, al menos por este "poema")

por lo que yo siento cuando pienso en los trenes de carga

que pasan de noche por la Gran Salina.

La pera trepida en el plato.

La miel se desespera en el frasco cerrado,

para desesperación de las moscas que le acechan posadas al vidrio.

Pero yo no me explico

y hasta ahora nadie ha podido explicarme

por qué me sorprendo pensando

en la Gran Salina.

El hombre de chaleco del salón comedor

se ha quitado los anteojos.

Los anteojos trepidan sobre el mantel de la mesa tendida.

Todo trepida,

todo se estremece,

en el tren que pasa a mediodía por la Gran Salina.

Yo me he sorprendido mirando

la sombra del avión que pasa por la Gran Salina.

Pero eso no explica nada.

Es como una gota que se evapora enseguida.

Hay que distraerse, dicen.

Hay que distraerse mirando y recordando

para tapar el sueño

de la Gran Salina.

Un piano colgado como una araña del hilo

se ha detenido entre los pisos doce y trece...

Un camión pasa cargado de ventiladores de pie

que mueven alegremente sus hélices.

En 1948, en Salta,

fuimos de noche a cazar vizcachas y ranas,

y la conversación se apagó con el fuego del asado,

abrumados como estábamos por el cielo negro

y estrellado.

Nerviosamente encendíamos y apagábamos las linternas

hasta quedarnos sin pilas.

Tampoco puedo explicarme por qué sueño con pilas de linternas,

con pilas para radios a transistores.

Ni por qué sueño con lamparitas de luz,

delicadamente guardadas en sus cajas respectivas.

Ni por qué me sorprendo mirando el filamento roto

de una lamparita quemada.

Nunca he visto...

nunca he podido imaginarme

la lluvia cayendo sobre la Gran Salina.

Yo no tengo objetivos pero me gusta objetivar.

Desde chico intenté cortar una gota de agua en dos

(con una tijera).

Aún hoy intento,

apartando las cosas de la mesa

o ahuyentando amigos,

imitar, imaginarme, la lluvia sobre la Gran Salina.

Tomo una plancha caliente y le salpico gotas de agua.

Pero aunque pueda imaginarme todo,

nunca podré imaginarme

el olor a salina mojada.

Anoche llegué a mi casa a las tres de la mañana.

En la oscuridad, tropecé con un mueble...

y allí nomás me quedé pensando

en lo que no quería pensar...

en lo que creía bien olvidado!

Pero en realidad me estaba escapando

del sueño estremecedor de la Gran Salina.

Y ahora me interrogo a mí mismo

como si estuviera preso y declarara:

"La Gran Salina o Salina Grande

está situada al norte de Córdoba,

cerca (o dentro, no recuerdo)

del límite con Santiago del Estero."

Estoy mirando el mapa...

pero esto no explica nada.

La caja de fósforos queda vacía

a las cuatro de la mañana

y yo me palpo a mí mismo, desesperado,

con el cigarrillo en la boca...

Habría que inventar el fuego, pensarían algunos.

Yo en cambio pienso en los reflejos del tren

que pasa de noche junto al río Salado.

No puedo dormir cuando viajando de noche

sé que tengo a mi derecha

el río Salado.

Pero aun así sigo escapando del gran misterio...

del misterio de la sal inagotable de la Gran Salina.

Recuerdo cuando arrojábamos impunemente naranjas chupadas

al espejo ciego y enceguecedor de la Gran Salina.

A la siesta, cuando la resolana enceguece más que el sol.

Esperábamos llegar a Tucumán a las siete

y a las dos de la tarde tuvimos que cambiar una rueda

junto a la Gran Salina.

Un diario volaba por el aire...

el sol calcinaba las arrugadas noticias del mundo

del diario que caía sobre la Gran Salina.

Y vi pasar varios trenes

y hasta un jet...

Los pasajeros de los Caravelle

o de los Bac One-Eleven,

no saben que esa mancha azulada,

que a lo mejor están viendo en este mismo momento,

desde ocho mil metros de altura,

esa mancha azulada que permanece durante escasos minutos,

es la Gran Salina,

la Salina Grande.

Pero el jet anda muy alto.

La Gran Salina no conoce su sombra que pasa.

Los pasajeros del jet duermen...

se sienten muy seguros.

En el jet no hay paracaídas.

Los jets no caen. Explotan.

Hace unos años,

un avión que no era un jet volaba, creo, sobre Santa Fe.

De pronto se abrió una puerta

y una camarera tuvo que obedecer calladita

a las sagradas leyes de la física,

y demostrar su inequívoco apego a la ley de la gravedad.

Una ley dura como las piedras metidas en la boca de Demóstenes

que, según dicen, hablaba mucho.

Aquí hay que hacer un minuto de silencio.

Primero, por la dócil camarera sin cama del avión.

Después, por las palabras muertas,

muertas por no decir nada...

misterio, por ejemplo,

que sirve para no explicar lo inexplicable,

lo que yo siento cuando pienso en la Gran Salina,

lo que traté de no pensar un día que caminaba por la Gran Salina

tratando de distraerme y de no pensar dónde estaba,

escuchando una canción de Leo Dan

que pasaba LV12 Radio Aconquija

y el Concierto en sol de Ravel por la filial de Radio Nacional.

¿Qué pensaría Ravel, el finado,

si caminara como yo en ese momento

por la Gran Salina.

Ravel, púdico sentimental,

te imagino tocando el piano que hoy vi colgado

entre el piso 12 y el piso 13.

Sí, pobre Ravel de 1932

con un tumor en la cabeza que ya no lo dejaba componer.

Ravel tocando solo,

de noche (pero eso sí, absolutamente solo)

los "Valses nobles y sentimentales" en medio de la Gran Salina.

Estoy seguro que se hubiera interrumpido

al escuchar el silbato lejano de la locomotora,

para ver el haz de luz a la distancia

y la penumbra sobre la Gran Salina.

Días pasados fui al Hospital.

Hace años yo andaba por allí,

despreocupado y con mi guardapolvo blanco.

Pero ahora, de simple paciente,

sentí el ruidito angustioso

¡Trank!

de la máquina de sacar radiografías.

¡Y que pase otro! gritó el enfermero.

Pero el otro no podrá explicarme

por qué tengo sed,

por qué voy detrás del agua cautiva de la botella

y de la sal capturada en el salero,

yo, tan luego yo,

capturado en el sueño de la Gran Salina.

Un amigo, alto funcionario estatal,

me ofreció su pase libre para viajar por todo el país.

Total, me dijo, es un pase innominado,

cualquiera lo puede usar...

si se lo presto.

El pase sin nombre me deslumbró

como la marca de la cubierta que leí y releí

cuando cambiábamos la rueda junto a la Gran Salina.

Pero después pensé en Tucumán

(mi segunda provincia)

y en las vértebras azules del Aconquija

horadando las nubes blancas.

Ahora me entero que mi amigo,

el del pase sin nombre,

se separó de la mujer.

Aquí me callo...

Pero el silencio me hace pensar ahora

en lo que no quise pensar cuando miré el pase sin nombre que me ofrecían,

en lo que dejé de pensar hace un momento...

cuando vi pasar el ascensor con una mujer silenciosa

que no me quiso llevar.

Olvidemos el ascensor perdido

y pensemos de nuevo, de frente, en la sal

(cloruro de sodio)

y en el misterio...

Pero como nada es misterio

hagamos una traducción de apuro:

miss Terio

o miss Tedio

o chica rodeada de teros asustados

o algo por el estilo.

Pero no hay distracción que valga.

El ayudante de cocina del vagón comedor

se rasca la cabeza de tanto en tanto

pero sigue pelando papas sin distraerse

en el tren que se acerca a la Gran Salina.

Y el ascensor perdido con la mujer silenciosa

sigue recorriendo kilómetros entre la planta baja

y el piso quince.

El sastre de enfrente que ya comió

se asoma a tomar aire con el metro colgado en el cuello.

Yo pienso en comer, como se ve...

Son exactamente las 14 horas, 8 minutos, 30 segundos.

Y también, no sé por qué,

pienso en el acorazado de bolsillo Graf Spee

que en los comienzos de la última guerra

se suicidó antes que su capitán

frente a Punta del Este.

El Graf Spee yace a treinta metros de profundidad.

Ya nadie se acuerda de él.

Ni siquiera los hombres-rana

que bajaron a explorar sus entrañas.

Pero hasta los hombre-rana

salen a comer a mediodía.

Y a veces, para comer,

sólo se quitan las antiparras y los tubos de oxígeno.

Todavía hay gente que se asombra viendo comer a esos hombres...

con patas de rana.

Los hombres-rana reclaman al mozo la sal que se olvidó!

Dale!... Dale!

Hoy almuerzo con amigos

(si es que no se fueron).

Miraré de costado la sal y pediré pimienta en vez,

porque tengo miedo de quedarme callado,

ya se sabe por qué.

No quiero quedarme callado

ni distraerme,

ya se sabe por qué.

En realidad no se sabe nada

del sueño de la pilas,

de la lluvia sobre la sal,

de la chica del ascensor,

del sastre asomado con el metro colgado

o del tren que pasa de noche indiferente

junto a lo que ya se sabe

y no se sabe.

....................................................

....................................................

....................................................

Hace años creía

que "después del almuerzo es otra cosa"...

es decir que las cosas son otras

después del almuerzo.

Este poema (llamémoslo así),

partido en dos por el almuerzo

y reanudado después, me contradice.

No comí postre.

¡Siento la boca salada!

Pero no voy a insistir.

El domingo pasado,

en casa de un amigo poeta,

conocí a un chileno novelista e izquierdista

que se fue a Pekín y que, posiblemente,

no vuelva a ver en mi vida.

Tímidamente, entre cinco porteños y un chileno izquierdista,

metí una frase de Lautréamont

que como buen franchute es uruguayo

y si es uruguayo es entrerriano.

Una frase (salada) para terminar (o interrumpir) este poema:

"Toda el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual".

Poema 284. Abre el oído...

Ueshima Onitsura, Japón, 1661.


Abre el oído,

somételo

al silencio de las flores.

jueves, 23 de febrero de 2023

Poema 283. Es mejor estarse bien contento...

Luciana Fernández. Burzaco, 1992.


Es mejor estarse bien contento

para que las razones nunca parezcan suficientes

a la hora de la tristeza

cómo no pensar que la tristeza

tiene una hora

si la tienen el té 

y la muerte.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Poema 282. Tus células...

Xi Chuan. China, 1963.


Tus células. Tu estrella. Tu escondite. Tu esquina. La puerta de tu casa. Tu silla sin pintar.


Una nube blanca se detiene en el cielo, como un tambo flamante.

Una araña trepa por mi espalda. Yo estoy absorto hace un rato mirando la tierra.


Antes de que aparecieras, yo casi no era yo mismo.

Aunque los tiburones mordían en el agua y los tigres atacaban en el bosque,

esta ciudad vacía necesitaba que golpearas con tus dedos el vaso y la mesa.


Así que necesitaba que emergieras de la nada, o que bajaras de un techo.

Así que buscaba frenéticamente tus huellas en el vidrio.


¿Pero quién sos? ¿Tenés un hermano mayor, una hermana menor? ¿En qué lugar naciste?

Sos como un invitado que no llega nunca a una cena,

y cuando al fin venís, extendés tus manos para abrazar puro viento.


Una brisa ligera a veces trae una lluvia feroz, y luego es la noche de las comadronas, y luego la mañana de los barrenderos.


Tengo pensamientos disparatados acerca del comienzo secreto de todo.

Dejame que te agarre la mano.


Vestida con esas medias largas, como una diosa de la antigüedad, parecés inventada.


Mirá, mis manos son más grandes que las tuyas, mis pies más sucios que los tuyos, pero compartimos la misma luz, y la misma oscuridad asimila nuestro miedo y nuestro coraje.

¿Pero quién sos?

¿En qué te basás para existir?

martes, 21 de febrero de 2023

Poema 281. V.

Estela Figueroa. Santa Fe, 1946 - 2022.


V


En sí misma

Sólo una loca pudo

enamorarse de un muro.

Un muro no habla.

No escribe cartas.

No florece.

Cubierto totalmente por las hojas

deja de ser visible.

Hasta se puede dudar de su existencia.

“No es eso

hija

lo que te enamora.

No es muro.

Es tu esplendor”.

lunes, 20 de febrero de 2023

Poema 280. Alubias con ajo.

Charles Bukowski. Alemania, 1920 - Estados Unidos, 1994. 


ALUBIAS CON AJO 


esto es muy importante:

poner por escrito lo que uno siente,

es mejor que afeitarse

o cocinar alubias con ajo.

es lo poco que podemos hacer

esta pequeña valentía del conocimiento

y luego, claro, está la

locura y el terror que también

conlleva saber 

que a una parte de ti

que funciona a cuerda como un reloj

no se le puede volver a dar cuerda

una vez se para.

pero ahora

hay un tictac bajo la camisa

y remueves las alubias con una cuchara,

un amor que ha muerto, un amor que se ha ido

otro amor...

¡ ah ! tantos amores como alubias

sí, cuéntalas ahora

triste, triste

tus sentimientos hierven al fuego,

ponlo por escrito.

Poema 279. II.

Estela Figueroa. Santa Fe, 1946 - 2022.


II


Todo amor nace

a partir de una pequeña confusión.

Nadie puede decir con certeza

si es el muro el que sostiene a su enamorada

o es la enamorada

la que sostiene el muro.

Y todo amor crece

a partir de pequeñas carencias:

La enamorada del muro no florece.

Tampoco el muro.

viernes, 17 de febrero de 2023

Poema 278. Retrato terminado.

Mirta Rosenberg. Rosario, 1951 - Buenos Aires 2019.


RETRATO TERMINADO


Es una manera de decir

quiero quedarme sin palabras,

perder sin comentarios.


Hasta cuándo voy a hablar

de lo que ya no está.


De la que ya no está

viéndome escribir de ella.

¡Y con esos ojos!


También yo de noche los abro

y miro el silencio

en la oscuridad

donde el retrato termina

sin que lo alcance a ver


y pienso

y pienso

y pienso


en temas como vos

que no parecen tener

vencimiento,


en tu deseo de llegar a casa:

con la llave preparada,

aferrada a la puerta del taxi,

te dejabas caer en tu puerta

casi con la voluntad incierta

de una hoja en otoño,


esa clase de vencimiento,


y esos ojos más bien dorados

de los que decías en las descripciones 

ojos verdes. Para mirar

cada ocasión con buenos ojos

que no me miran más,

aunque los recuerde.


Y ahora

quiero quedarme

sin palabras. Saber perder

lo que se pierde.

jueves, 16 de febrero de 2023

Poema 277. El único deseo de dios.

Esteban Martín García. Argentina.


el único deseo de dios


la primera vez que fuimos a la cama

me di cuenta de que él tenía colgado del cuello un cordón 

con unos nudos y una crucecita de madera

toqué la cruz y me quedé mirándola

y él me dijo que tenía mucha fe en dios

y me contó que una vez le confesó a un sacerdote

que había estado con chicos

tenía mucho miedo y mucha culpa y mucha vergüenza

hasta había pensado en hacerse cura


el sacerdote le dijo que no se preocupe

que el único deseo de dios

era la felicidad del mundo

y el único mandamiento

era hacer todo lo que uno puede hacer para ser feliz

cómo va dios a condenar tu felicidad le dijo

si ser feliz es tener a dios en el corazón


cuando me contó esto

me emocioné un poco

los dos nos emocionamos un poco

entonces él agachó un poco la cabeza

para que le sacara la cadenita

yo puse mi mano sobre su nuca 

y él siguió agachándose despacio 

sin decir más nada

un poco más

abajo

martes, 14 de febrero de 2023

Poema 276. Mensaje.

Allen Ginsberg. EE.UU, 1926 - 1997.


Mensaje


Desde que empezamos a cambiar

parrandear girar trabajar

llorar & mear juntos

me despierto por la mañana

con un sueño en los ojos

pero tú estás lejos en Nueva York

recordándome Bueno

te amo te amo

y tus hermanos están locos

acepto sus alcohólicos casos

Hace demasiado que estoy solo

hace demasiado que me siento en la cama

sin que nadie acaricie mi rodilla,

hombre o mujer qué me importa ahora,

yo quiero amor

para eso nací

quiero que estés conmigo

Barcos transoceánicos hirviendo sobre el Atlántico

Delicadas estructuras de rascacielos sobre Lakehurst

Seis mujeres desnudas bailando juntas

sobre una plataforma roja

Las hojas están verdes ahora en todos los árboles de París

Estaré en casa dentro de dos meses

y te miraré a los ojos.

Poema 275. Sólo algunas veces.

Zulema Moret. Buenos Aires, 1950 - Estados Unidos, 2023.


SOLO ALGUNAS VECES


Cuando ese hombre

me abraza

permanezco.

Esto es ya bastante

para una mujer

como yo

tan proclive

a vuelos imprevistos.

lunes, 13 de febrero de 2023

Poema 274. Ópalo.

Robert Nye. Inglaterra, 1939 - 2016.


Ópalo


Lo interesante del ópalo es

El fuego que surge de sus defectos.

Diferente en este sentido a otras piedras

No se valora superior por esa razón

Sino por un tipo de verdad

De la que carecen las otras:

La verdad de mostrar

La grieta en la raíz de todo.

La belleza de la imperfección.

domingo, 12 de febrero de 2023

Poema 273. Lisboa revisitada.

Álvaro de Campos. Portugal, 1890.


Lisboa revisitada


No: no quiero nada.

Ya dije que no quiero nada.

¡No me vengan con conclusiones!

La única conclusión es morir.

¡No me vengan con estéticas!

¡No me hablen de moral!

¡Aparten de aquí la metafísica!

No me pregonen sistemas completos, no me alineen conquistas

De las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias!)—

¡De las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!

¿Qué mal hice a todos los dioses?

¡Si poseen la verdad, guárdensela!

Soy un técnico, pero tengo técnica sólo dentro de la técnica.

Fuera de eso soy loco, con todo el derecho a serlo.

Con todo el derecho a serlo, ¿oyeron?

¡No me fastidien, por amor de Dios!

¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?

¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?

Si yo fuese otra persona, les daría a todos gusto.

¡Así, como soy, tengan paciencia!

¡Váyanse al diablo sin mí,

O déjenme que me vaya al diablo solo!

¿Para qué hemos de ir juntos?

¡No me toquen en el brazo!

No me gusta que me toquen en el brazo. Quiero estar solo,

¡Ya dije que soy un solitario!

¡Ah, que fastidio querer que sea de la compañía!

Oh cielo azul —el mismo de mi infancia—,

¡Eterna verdad vacía y perfecta!

¡Oh suave Tajo ancestral y mudo,

Pequeña verdad donde el cielo se refleja!

¡Oh amargura revisitada, Lisboa de antaño de hoy!

¡Nada me das, nada me quitas, nada eres que yo me sienta!

¡Déjenme en Paz! No tardo, yo nunca tardo…

¡Y mientras tarda el Abismo y el Silencio quiero estar solo!

sábado, 11 de febrero de 2023

Poema 272. Resurrección.

Roberto Bolaño. Chile, 1953-2003.


RESURRECCIÓN


La poesía entra en el sueño

como un buzo en el lago.

La poesía, más valiente que nadie,

entra y cae

a plomo

en un lago infinito como Loch Ness

o turbio e infausto como el lago Batalón.

Contempladla desde el fondo:

un buzo 

inocente

envuelto en las plumas

de la voluntad.

La poesía entra en el sueño

como un buzo muerto

en el ojo de Dios.

viernes, 10 de febrero de 2023

Poema 271. Poema al que le falta alguien.

Carolyn D. Wright. Estados Unidos, 1949 - 2016.


POEMA AL QUE LE FALTA ALGUIEN


que se tapa el sol de los ojos

con la mano libre que recibe

la puñalada de pensarlo de repente

parado a la orilla de un estanque

con el viento que lava los porotos del plato

mientras le enseña a un perro a ir a buscar al agua

y vive en su interior un valle perdido 

jueves, 9 de febrero de 2023

Poema 270. A pesar de las guerras...

Carmen Maroto, España.


A pesar de las guerras

la gente hace el amor,

engendra hijos,

cocina una sopa caliente

y los niños

juegan en el parque

con la inocencia.

A pesar de las masacres

la gente

hace footing por el paseo

y extiende su toalla

en la playa.

A pesar de las violaciones

las mujeres salen de casa

para bailar

toda la noche.

A pesar de que muchos

no llegan a la costa

siguen huyendo

de lo que sería

peor que la muerte.

A pesar de la explotación

las trabajadoras

se divierten en el bar

de la esquina.


A pesar

del movimiento

hay un escalofrío

que recorre las conciencias.

miércoles, 8 de febrero de 2023

Poema 269. ¿Puedes?

Nicolás Guillén. Cuba, 1902 - 1989.


¿Puedes?


¿Puedes venderme el aire que pasa entre tus dedos

y te golpea la cara y te despeina?

¿Tal vez podrías venderme cinco pesos de viento,

o más, quizás venderme una tormenta?

¿Acaso el aire fino

me venderías, el aire

(no todo) que recorre

en tu jardín corolas y corolas,

en tu jardín para los pájaros,

diez pesos de aire fino?


El aire gira y pasa

en una mariposa.

Nadie lo tiene, nadie.


¿Puedes venderme cielo,

el cielo azul a veces,

o gris también a veces,

una parcela de tu cielo,

el que compraste, piensas tú, con los árboles

de tu huerto, como quien compra el techo con la casa?

¿Puedes venderme un dólar

de cielo, dos kilómetros

de cielo, un trozo, el que tú puedas,

de tu cielo?


El cielo está en las nubes.

Altas las nubes pasan.

Nadie las tiene, nadie.


¿Puedes venderme lluvia, el agua

que te ha dado tus lágrimas y te moja la lengua?

¿Puedes venderme un dólar de agua

de manantial, una nube preñada,

crespa y suave como una cordera,

o bien agua llovida en la montaña,

o el agua de los charcos

abandonados a los perros,

o una legua de mar, tal vez un lago,

cien dólares de lago?


El agua cae, rueda.

El agua rueda, pasa.

Nadie la tiene, nadie.


¿Puedes venderme tierra, la profunda

noche de las raíces; dientes

de dinosaurios y la cal

dispersa de lejanos esqueletos?

¿Puedes venderme selvas ya sepultadas, aves muertas,

peces de piedra, azufre

de los volcanes, mil millones de años

en espiral subiendo? ¿Puedes

venderme tierra, puedes

venderme tierra, puedes?


La tierra tuya es mía.

Todos los pies la pisan.

Nadie la tiene, nadie.

martes, 7 de febrero de 2023

Poema 268. Cuerpos solos.

Logan February. Nigeria, 1999.



Cuerpos solos


Una garza se posa. Se convierte

en niebla. Un hombre que me quiere


amar sin amarme está acostado

al lado mío y me cita a su abuelo,


me dice: “un cuerpo no es leña para 

el fuego”, lo cual quiere decir


que se siente solo y humano, lo cual quiere decir 

que nunca vio un cuerpo retorcerse & gritar 


& volverse un humo espeso, la madera desnuda

retorcida sin piedad. Me está llamando en una especie


de lengua de señas & no le veo las manos,

no sé qué me quiere decir.


Me pregunto si la niebla evita que las cosas

marchitas se prendan fuego como 


evita que uno vea. Me pregunto si él sabe

lo fríos que tengo los huesos, lo deshidratados


que están, & que me quedo porque es propio

de las cosas delicadas retorcerse. Un pájaro distinto


se arroja desde el cielo, devolviéndome a mi cuerpo.

Yo rechazo los nombres con que me llama él. Digo 


que es una nube, despistado como todas las nubes,

porque me deja que me suelte de él. Yo también 


me convierto en niebla & me disipo.

Poema 267. Apriete.

Jorge Leónidas Escudero. San Juan, 1920 - 2016.


Apriete


Atiéndanme a esto que les digo aunque

antes ya lo dije, pero

sean buenos porque necesito

compañía neste asunto.


Que otra vez fui a dormir a campo abierto

y al despertarme al rato veo

al cielo echado sobre mí.

La Cruz del Sur clavándome el pecho,

las Tres Marías ciñéndome la frente y

un lucero espantoso apretándome la garganta.


E me exigían hablara que qué relación

tenía con sus esplendores,

que si sentía la inmensidá en mí,

la presión del Universo, dijera algo.


Cerré ojos y estuve desvelado

pensando que les decir qué

si no sabía nada de nada. Pero musité:

Señoras estrellas yo soy un humilde

buscador de piedras que vine a la montaña

y soy inorante de vuestras grandiosidades.

Poema 266. La falta.

Cristina Peri Rossi. Uruguay, 1941.


La falta


Hay gente que le pone nombre

a su falta

les falta Antonio o Cecilia,

un viaje a África

o un millón de pesetas

un pisito en la playa

o una amante

un éxito en la lotería

o un ascenso en el trabajo.


Los que sabemos que la falta

es lo único esencial

merodeamos las calles nocturnas

de la ciudad

sin buscar

ni un polvo

ni una diosa

ni un Dios

     Sacamos a pasear la falta

como quien pasea un perro.

Poema 265. Papelería

Agha Shahid Ali.  India, 1949 - Estados Unidos, 2001.


PAPELERÍA 


La luna no se convirtió en el sol.

Solo se derramó sobre el desierto

en grandes hojas, resmas

de plata que vos fabricaste a mano.

Ahora la noche es tu industria artesanal

y el día es tu bazar, veloz, enérgico.

Todo el mundo está lleno de papel. 

Escribime.


Trad. Zaidenwerg

Poema 264. Espejo.

Sylvia Plath. EE.UU., 1932 - 1963.


Espejo


Soy de plata y exacto. Sin prejuicios.

Y cuanto veo trago sin tardanza

tal y como es, intacto de amor u odio.

No soy cruel, solamente veraz:

ojo cuadrangular de un diosecillo.

En la pared opuesta paso el tiempo

meditando: rosa, moteada. Tanto ha que la miro

que es parte de mi corazón. Pero se mueve.

Rostros y oscuridad nos separan


sin cesar. Ahora soy un lago. Ciérnese

sobre mí una mujer, busca mi alcance.

Vuélvese a esos falaces, las luciérnagas

de la luna. Su espalda veo, fielmente

la reflejo. Ella me paga con lágrimas

y ademanes. Le importa. Ella va y viene.

Su rostro con la noche sustituye

las mañanas. Me ahogó niña y vieja.

Poema 263. Felicidad.

Raymond Carver. EE.UU., 1938 - 1988.


FELICIDAD


Tan temprano que casi está oscuro todavía.

Me acerco a la ventana con una taza de café

y el atasco de siempre a estas horas de la mañana

en la cabeza.

Veo entonces al chico y a su amigo

calle arriba

repartiendo el periódico.

Llevan gorras y sudaderas,

uno de ellos con una bolsa al hombro.

Son tan felices

que no se dicen nada, estos chicos.

Creo que si pudieran, se cogerían

del brazo.

Es temprano por la mañana

y están haciendo esto juntos.

Se acercan, despacio.

El cielo empieza a cubrirse de luz,

aunque todavía cuelga pálida la luna sobre el agua.

Tanta belleza que, durante un instante,

la muerte o la ambición, incluso el amor,

no tienen cabida aquí.

Felicidad. Llega

de forma inesperada. Y sigue su camino, realmente.

Cualquier madrugada te lo dice.

Poema 262. Una canción de amor.

William Carlos Williams. Estados Unidos, 1883 - 1963.


Una canción de amor


¿Qué tengo para decirte

cuando nos encontremos?

Sin embargo—

estoy acá, pensando en vos.

La mancha del amor

se extiende sobre el mundo.

Amarilla, amarilla, amarilla,

devora entre las hojas,

unta de azafrán

las ramas enastadas que se inclinan

pesadamente

contra un cielo blando y violáceo.

No hay luz

—solo una mancha espesa como miel

gotea de hoja en hoja

y de rama en rama,

estropeando los colores

del mundo entero.

Estoy solo.

El peso del amor

me sostuvo

hasta que mi cabeza

dio contra el cielo.

¡Mirame!

Mi pelo chorrea néctar

—los tordos se lo llevan

sobre sus alas negras.

Mirá, mis brazos y

mis manos por fin están

sin hacer nada.

¿Cómo puedo decir

si voy a volver a amarte como ahora

alguna vez?

Poema 261. Proyectos.

Cristina Peri Rossi. Montevideo, 1941.


Proyectos


Podríamos hacer un niño

y llevarlo al zoo los domingos.

Podríamos esperarlo

a la salida del colegio.

Él iría descubriendo

en la procesión de nubes

toda la prehistoria.

Podríamos cumplir con él los años.

Pero no me gustaría que al llegar a la pubertad

un fascista de mierda le pegara un tiro.

Poema 260. Agua.

Anne Sexton. EE.UU., 1928 - 1974.


Agua


Somos pescadores en una escena plana.

Nos pasamos todo el día enamorados

/del agua.

Los peces están desnudos.

Los peces están siempre despiertos.

Son del color de las cucharas viejas

y el caramelo.

El sol se estira hacia abajo

pero el piso no está a la vista.

Sólo las rocas son blancas y verdes.

¿Quién sabe qué ocurre en los salones

allí abajo?


Es raro ver al somorgujo dejándose caer

sobre el techo del lago amarillo

como un jorobado en traje a cuadros

que arrastra sus grandes pies.

Sólo su cabeza y su cuello pueden

/respirar.

Lanza su canto de tirolés.

Se zambulle cantando

como el piloto

que toda la noche se mece en su

/hamaca, entonando

yo he visto, yo he visto.


El agua es peor que la mujer.

Llama a un hombre para vaciarlo.

Debajo de nosotros

doce princesas danzan toda la noche,

agotando a sus amantes,

/abandonándolos después.

Yo he conocido el agua.

He cantado toda la noche

para el último cargamento de muchachos.

He cantado toda la noche

para las bocas que más tarde salen

/a flote,

una a una,

sosteniendo un arruinado zapato

/de mujer.

Poema 259. VIII.

Adrienne Rich. Estados Unidos 1929 - 2012.


VIII


Puedo verme a mí misma años atrás en Sunion,

dolorida y con un pie infectado, Filoctetes

con forma de mujer, rengueando por el largo sendero,

recostada en un promontorio sobre el mar oscuro,

mirando las piedras rojas abajo, donde un espiral

de blancura me decía que había golpeado una ola,

imaginando el empujón del agua desde esa altura,

sabiendo que el suicidio no es lo mío,

pero todo el tiempo cuidando y midiendo esa herida.

Bueno, se terminó. La mujer que quería

a su sufrimiento está muerta. Yo soy su descendiente.

Amo la cicatriz que me legó,

pero de acá en más quiero seguir con vos

luchando contra la tentación de hacer del dolor una carrera.

Poema 258. Hoy entonaré hermosos cantos...

Safo, Grecia.


Hoy entonaré hermosos cantos

          para el placer de mis amigas

 

Que todo el mundo

          lo sepa

 

          ¡Vamos a disfrutarlo!

 

Pero si alguno ve en ello

          una falta

 

¡La necedad y la tristeza

          se lo lleven!


 


 


Haré una confesión:

          amo lo que me acaricia

 

creo que el amor forma parte

          del brillo

          y la virtud del sol.

 


 

Aunque sean

sólo aliento

 

          las palabras que comando

          son inmortales.

Poema 257. Ciruelo de mi puerta...

Anónimo japonés. 


Ciruelo de mi puerta, 

si no volviese yo, 

la primavera siempre volverá. 

Tú, florece.

Poema 256. Amar.

Cristina Peri Rossi. Uruguay, 1941.


AMAR


Amar es traducir

—traicionar—.


Nostálgicos para siempre

del paraíso antes de Babel.

Poema 255. Dice la esperanza.

Antonio Machado. Sevilla, 1875 - Colliure 1939.


Dice la esperanza


Dice la esperanza: Un día

la verás, si bien esperas

Dice la desesperanza:

Solo la amargura es ella.

Late, corazón… No todo

se lo ha tragado la tierra.

Poema 254. A la hora de menos sol...

Lucía Bianco. Punta Alta, 1979.


A la hora de menos sol

el día de santa Prisca

de un año largamente verdadero

fue envasado este signo

de que lo verdadero

termina rápido cuando es rico.

Poema 253.Devoción

Laura Forchetti. Coronel Dorrego, 1964.


Devoción

 

la rosa rosa

gemela

de aquella que trajo

semana santa

 

     florecida en la arena

     desplegada

     para la bienvenida

     cuando no sabíamos nada

     de los milagros del patio

 

la promesa de su capullo

 

amaneció

 

mordida por los caracoles

 

lamparitas de carnaval

andarán

iluminando de rosa

el cuerpo transparente

 

pero si espero

cuatro días

veré:

 

abierta

espléndida su mitad sana

ofrecida a mayo

como una virgencita

de los abandonados

 

el romero

a sus pies

por ejemplo

 

que suceda algo 

con la tristeza

pide

Poema 252. Le pregunto a Percy cómo vivir mi vida.

Mary Oliver. EE UU, 1935 - 2019.


LE PREGUNTO A PERCY CÓMO VIVIR MI VIDA


Tenés que amar, amar, amar, dice Percy.

Y correr lo más rápido que puedas

por la playa resplandeciente, o los escombros, o el polvo.


Después tenés que irte a dormir.

Abandonar el calor de tu cuerpo, tu corazón que late.

Después, confiar.

Poema 251. YPF.

Bernardo Orge. Rosario, 1988.


YPF


Me doy cuenta ahora que vuelven.

El viejo ese por ejemplo

visto a contratarde

buscando señal

subido al capot de un Renault 12.

Esperando el agua caliente

me doy cuenta,

en esta dudosa YPF

de dos surtidores solos,

que no construyo recuerdos

desde que vos te fuiste.

Un viento se agita afuera.

El perro echado se sobresalta

y levanta la cabeza.

Por la ventanilla de una chata

una piba mira la ruta

simulando no saber

que yo la miro a ella.

Perra.

Mientras recibo el termo pienso:

sean bienvenidas

-partículas flotantes

cruzadas por el sol de un ventanal-

estas memorias opacando tu figura.

Poema 250. Una galaxia llamada Ramón.

Mariano Blatt. Bs. As., 1983.


Una galaxia llamada Ramón


La otra vuelta Ramoncito le puso un yuyo al mate

eran como las 10 de la mañá

cosa q nos empezamos a reír y mirar re bien

entonces Ramo dice

eh, rubio

vamo a agarrar la motito

y por el camino de tierra q es barro

le damos hasta el cruce con la ruta

ahí zas le damos derecho q yo conozco un campo

vos llevá el mate allá hay más yuyo

cosa que cuando yo iba atrás en la moto

re agarrado a Ramo que silbaba

pero clá el viento ni escuchar me dejaba

así que en una que desacelera un toque

para evitar el barro loco

le digo Ramo no silbé

Ramo cantá

entonces Ramoncito medio que se saca la remera

con una mano

y con la otra maneja la moto

habilidad

(yo con las dos me abrazaba a Ramoncito

y me picaba la nariz porque el pelo se volaba re bien)

cosa que me pasa la remera y me dice

teneme rubio

soy castaño, Ramo, le digo

sos hermoso, me dice

cosa que llegamos y Ramo recolecta unos yuyos

son los yuyos mágicos

me dice

los yuyos santiago del estero

le pone unos al mate y me pone unos en la boca

que a medida que se van disolviendo

me hacen la locura más linda de Argentina

onda cierro los ojos los abro

y está Ramo en cuero

cierro los ojos los abro

está Ramo con la camisa abierta

cierro los ojos los abro

Ramo con la boca gigante

cierro abro

Ramo bailando

cierro abro

Ramo trepado a un árbol

cierro abro

Ramo en casa me dice te quiero

cierro abro

Ramo baila

cierro

Ramo con rulos

abro

Ramo maneja un tren

cierro uno el otro lo tengo abierto

Ramo me dice ¿qué guiñás, rubio,

gustás?

Ramón, le digo

el mundo gusta de vos

esa vaca

gusta de vos el yuyo

la moto el camino y el barro

todo el pueblo

yo pregunté

gusta de vos

dios gustaba tanto de vos

que desapareció

y bue ahí se inventó la poesía

el baile y la música

para que todos puedan gustar de vos

sin enfermarse la cabeza

el corazón la vida la boca

que la tenés re grande

el labio partido ¿quién te partió el labio, Ramo?

aprovecho para preguntar

nací así

me dice

una vez me pelié en la esquina del pueblo

pero gané yo

dice Ramo así medio mentiroso

entonces el yuyo santiago del estero

que tenía en la boca pero también tenía en el mate

nos hace reír mucho muchísimo

y Ramo me abraza me dice rubio

este abrazo va a quedar para siempre

de ahora en más cuando no te dé el cuero

vas a cerrar los ojos y vas a pensar

en el abrazo que te dio Ramo en el campo

y ahí zas vas a ver cómo el cuero te vuelve

para encarar cualquier cosa

lo más grande que te podés llevar

me dice Ramo

es la amistá y este abrazo re fuerte re loco

que te dio Ramoncito el pibe de rulos

que conociste en Santiago

que te dijo algo de unos yuyos y que te enseñó a bailar

arriba de la moto

arriba del tren

cierro abro

Ramo jugando a la pelota

cierro abro

Ramo es un yuyo gigante

hermoso, re loco

cierro abro

no quiero volver a cerrar

o quiero cerrar

y que esté Ramo

para siempre para la prehistoria

el prefuturo y los viajes

intergalácticos e interneuronas

viajes re profundos

que podés hacer para adentro tuyo hay un tronco muy viejo

salido de la laguna de un incendio

de otra época geológica otra época

intergaláctica

Ramón tengo el corazón muy chico

y vos sos muy grande, capaz por eso me duele

cosa que Ramo toma mate me mira y me dice

escuchá, rubio

el corazón tuyo es el más grande

como el de todos

cada uno tiene un mundo entero

adentro del corazón

más grande que dios

y más rápido que una moto

se llama vértigo de locura y amor

yo me llamo Ramón y me voy a quedar al lado tuyo

para siempre para que no llores

para que sonrías, rubio

cuando vos sonreís a Ramoncito también le pasan cosas

hoy a la mañana te cebé un mate

y le decía al agua que vertía del termo

escuchá, agua, este mate es para el rubio

que lo amo más que nada

hidratalo como nunca

así funciona feliz y locura de viento

en la moto silbaba un tema y vos me pediste que cante

y zas se me puso la piel de gallina dije el rubio es lo más grande

Ramoncito vos no te lo merecés

cosa que a todo esto yo estaba re enamorado

cosa que le doy un beso en la boca

cierro abro

Ramón en canoa

cierro abro

Ramón es cachorro

cierro abro

una galaxia llamada Ramón

cierro abro

viaje interneurona en un cohete llamado proteína

que gracias al agua bendecida

con que ceba Ramo

viaja re tranca por mi cuerpo mi cabeza

y el yuyo santiago

curaba corazones curaba vientos de locura

era conexión re bien sin interferencia porque en el campo

no había cables ni antenas

había un chico de rulos

Ramón

Ramoncito, de Santiago

un gusto buen viaje

buena suerte y buena víbora.

Poema 249. Fui yo quien creó ese cielo...

Jack Kerouac. Estados Unidos, 1922 - 1969.


¿fui yo quien creó ese cielo? Sí, 

porque si hubiese habido cualquier

otra concepción en mi mente, no

habría dicho cielo. Es por ello que

soy la dorada eternidad. No hay dos

de nosotros aquí, escritor, lector,

sino uno, una dorada eternidad.  Una

que es, eso que lo es todo.

Poema 248. Si eres una mujer fuerte...

Gioconda Belli. Nicaragua, 1948.


Si eres una mujer fuerte

prepárate para la batalla:

aprende a estar sola,

a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo,

a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta,

a nadar contra corriente.

Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto.

Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo,

rodéalo de fosos profundos,

pero hazle anchas puertas y ventanas.

Es menester que cultives enormes amistades,

que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres,

que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación

una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte

protégete con palabras y árboles

e invoca la memoria de mujeres antiguas.

Haz de saber que eres un campo magnético

hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbrados

y el óxido mortal de todos los naufragios.

Ampara, pero ampárate primero.

Guarda las distancias.

Constrúyete. Cuídate.

Atesora tu poder.

Defiéndelo.

Hazlo por ti.

Te lo pido en nombre de todas nosotras.

Poema 247. La marea.

Martina Cruz. Temperley, 1997.


LA MAREA


Los recuerdos

son arena

yo hago castillos

los derrumbo

los vuelvo a armar

porque ya no sé

por dónde se sale

de esta playa


necesito que me disparen

con un mar entero

que me atraviese el agua

que me disuelvan

volverme espuma


necesito volver a ser

una gran ola

una tempestad

que alguien

al menos

me suplique

que no arrase con todo

Poema 246. Ante la invasión de frases hechas con mano de obra barata...

Camila Sosa Villada. La Falda, 1982.


Ante la invasión de frases hechas con mano de obra barata,

Ante los consejos hechos por esclavos en sótanos,

Ante la repetición sucesiva de dichos de mala calidad,

Con poca garantía, que no funcionan a 220,

Ante tanta galletita de la fortuna que siempre dice lo mismo,

Ante tanto horóscopo escrito por sorteo,

Resolvemos:

Cuando alguien le diga:

Debe resolver lo que tiene muy adentro,

Usted vaya y plante un árbol,

No importa dónde, en una maceta grande,

En su balcón, al lado de la ventana con más luz de su casa.

Cuando alguien le diga que no se puede amar a los demás,

Si no se ama a sí mismo,

Usted péguele un sopapo.

Cuando esté cansado de la vida,

sepa que no todo lo bueno de este mundo

requiere sobrehumanos esfuerzos.

Cuando el optimismo ajeno lo ponga pesimista,

Lave su ropa a mano.

Cuando alguien le diga que el tiempo lo cura todo,

Usted limpie su casa, regale las cosas que hace mucho tiempo no toca,

Repare lo que se ha roto por negligencia, por abandono o por demasiado uso.

Cuando le impongan algo,

Rebélese. No acepte autoridad alguna.

Cuando sienta dolor por la felicidad ajena,

Por los bienes ajenos, por la mujer o el hombre del prójimo,

Sepa que la vida es más que eso,

La gente muere, los niños mueren,

Los amantes se separan,

Árboles de 300 o 400 años de antigüedad son talados

Y en su lugar ponen un McDonald’s.

Soportar la sonrisa de los demás es también un sacerdocio.

Cuando quieran obligarlo a querer,

Usted siga su olfato, que nunca falla.

Cuando le digan que lo único que importa es el presente,

Usted mire sus fotografías, prepárese un café,

Préndase un porro, mire el rostro de sus padres, de sus abuelos,

De sus amigos de la infancia,

Tome una copa de vino, y entienda que el pasado es más enorme

Que toda nuestra filosofía de oro catorce quilates.

Todos los maestros están ahí, el presente es un engaño.

Ni siquiera tenemos pruebas de que realmente estamos viviendo.

Cuando alguien le diga que hemos venido a ser felices,

Usted regale un abrigo a alguien que está en la calle,

Adopte un perro, invite a sus amigos a comer,

Olvídese de esa responsabilidad tan egoísta.

La felicidad no debe ser una obligación,

Ser solidario sí!

Cuando le digan: salí! Conocé gente! Olvidalo! No te merecía!

Usted llore, llore todo lo que pueda, ponga un disco con viejas canciones tristes,

Emborráchese y entre en esas curdas depresivas hasta que no le quede

Una puta lágrima por llorar, después lávese la cara con agua bien helada

Y búsquese un amante, un negro bien lindo, una negra bien linda,

Que lo deje hecho un papel mojado sobre la cama.

Cuando se sienta solo, haga una huerta.

Cuando en las revistas y la televisión no den otra alternativa

Que la fascinación por la gente bella,

Usted coquetee con el basurero, con el albañil,

Con el obrero que todos los días carga pesos enormes sobre la espalda,

Porque ningún bello profesional de ojos celestes,

Le hará el amor con más entrega y menos remilgos que un chico de barrio.

Cuando le digan que la fe mueve montañas, que todo va a cambiar,

Usted salga a correr, haga ejercicio, hasta que las piernas se le desmayen,

Y comprendan que en las variables del mundo,

La fe es tan particular que sólo los milagros se atribuyen su influencia,

Y milagros hay pocos, ya lo sabe, tal vez el último milagro

Haya sido Lhasa de Sela y está muerta y enterrada varios metros bajo tierra.

Cuando quieran inyectarle alegría vacua, ignorante alegría

Que es pan para hoy y hambre para mañana,

Usted lea un libro, mastúrbese, sea amable con los vendedores,

Con los choferes de los colectivos,

No se rinda tan fácil en la amabilidad,

Sonría a las personas en la calle,

Deje esa alegría barata para los que comen vidrio.

Acepte la tristeza, dele la mano, sírvale un trago,

En algún momento se cansa y se va, o al menos se duerme.

Cuando le digan que busque consuelo en dios,

Usted escuche blues, vaya al teatro,

Mire algo de cine en blanco y negro.

Cuando esté aburrido, sin corazón, lleno de resentimiento,

Y las putitas de la miseria le digan que la vida es color de rosa,

Que la alegría de vivir y toda esa porquería de polietileno,

Usted mejor acérquese donde es necesario,

Sus padres, sus hijos, sus amigos, millones de desconocidos

En los hospitales, en los asilos, en las sombras de callejones atestados de perros sin dueños,

Alguien, o algo depende de usted.

Le harán creer que las respuestas están dentro suyo,

Lo tendrán eternamente escarbando en los traumas de su niñez,

Y las respuestas están en el mundo, ahí afuera y en los otros,

Haciendo se encuentran las respuestas que escapan al azar.

El alma de un hombre es demasiado honda,

Y tiene hambre, y traga sin masticar.

A los océanos se les pone la piel de gallina al pensar

En la profundidad de las almas de los hombres.

Y al fondo está llena de peces horribles, ciegos y agresivos.

Mejor hacer algo por la vida sobre la tierra,

Ahora que respiramos y que al menos en nuestro país, el agua es casi gratis.

Poema 245. Elogio de la lluvia.

Jorge Spíndola. Comodoro Rivadavia, 1961.


ELOGIO DE LA LLUVIA


vendrá la lluvia y barrerá con todo

entrará en las calles y en los patios y en los ojos

mojará estos sauces llorones aplastados

qué alegría tendrán los ciruelos asfixiados de febrero

qué aroma devolverán las lavandas las lilas lilas

y las blancas lilas perfumadas

vendrá la lluvia y se llamará la lluvia

fresca agua con su velo transparente

vendrá la lluvia a levantarle los aromas a esta tierra

una vez vimos la luna calle abajo reflejada

y la lluvia era un camino de agua y luna

un breve olor a tomillos crecía entre nosotros

y éramos niños perfumados por la lluvia

ahora está chispeando 

y hay un río de nubes por el cielo

vendrá la lluvia volverá

a correr el velo de las cosas

se mojarán los cuerpos inocentes

todo el polvo de los árboles volverá al polvo de la tierra

los duraznos quedarán limpios y rojos esta noche

Poema 244. Me gusta mi cuerpo...

Edward Estlin Cummings. Estados unidos, 1894 - 1962.


Me gusta mi cuerpo cuando está con tu

cuerpo. Es una cosa tan nueva.

Los músculos mejores y los nervios más.

Me gusta tu cuerpo. Me gusta lo que hace,

y sus cómo. Me gusta sentir de tu cuerpo

la columna y sus huesos, y el temblor

-firmeza-suavidad y lo que

una vez y otra y otra vez voy a besar,

me gusta de vos besar esto y aquello ,

me gusta, muy despacio acariciar la shockeante pelusa

de tu pelaje eléctrico, y-lo-que-sea que viene

donde la carne se parte... Y los ojos

como grandes migajas de amor,

y quizás me guste la emoción

de vos debajo de mí tan nueva.

Poema 243. Poema feliz.

Raúl Orlando Artola. Buenos Aires, 1947.


Poema feliz


Un poema siempre debería tener

pájaros

para ser feliz.

No importan las especies, ni el tamaño

o el color de los plumajes.

Tampoco sus graznidos gorjeos

o acometidas salvajes en el

cortejo sexual ni la cantidad de huevos

en la nidada oculta.

Su mirada huidiza o feroz sí

puede tener importancia: de ella

dependerá el carácter y la determinación

de su vuelo.

Nosotros no los elegimos, ellos saben

si los acogemos con mayor o menor

benevolencia.

Hijos de un dios menor, 

saben todas las estaciones antes

de que aparezcan, con frío, calor,

ventiscas o soles deslumbrantes.

Poema 242. Yo creo el mundo...

Eldrid Lunden. Naustdal, Noruega, 1940.


Yo creo el mundo 

cuando hablo con mi vecino 

y cuando escribo un poema.

Poema 241. El juego en que andamos.

Juan Gelman. Buenos Aires, 1930 - México 2014.


El juego en que andamos


Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta salud de saber que estamos muy enfermos,

esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta inocencia de no ser un inocente,

esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

este amor con que odio,

esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,

que me juego la muerte.

Poema 240. Más vieja.

Sharon Olds. Estados Unidos, 1942.


MÁS VIEJA


Cuanto más vieja me pongo, más me siento

casi hermosa- no mi cara, una cara común,

puritana, sino mi cuerpo. Y tendré

cincuenta, pronto, mi cuerpo

se marchita, huesudo, y me gusta su

rugosidad plateada, la piel que se afina,

la superficie de un lago rizada por el viento, un espectro

arrugado, un pliegue de humo. Sin embargo

cuando miro hacia abajo puedo ver, a veces,

cosas que, si las viera una mujer joven, la harían

gritar como en una película de terror,

quedo convertida en bruja en un instante—si me inclino

lo suficiente, puedo ver la piel fina

de mi estómago frunciéndose

y colgando en pequeños picos, como yeso fresco.

Y sin embargo puedo imaginarme a los ochenta, hecha

enteramente, por fuera, de eso,

y haciendo el amor con la misma dignidad

animal, el túnel todavía igual

al interior de una bráctea color frambuesa.

De pronto me veo joven a mí misma

al lado de esa octogenaria, me veo

como su hija, mi carne suelta y drapeada

muestra los ángulos largos de estos extraños

huesos como las manijas de utensilios de cocina hechos en el cielo.

Cuando era más joven, me veía a mí misma,

a veces, como el tosco dibujo de una hembra—

los pechos, el destello de las caderas de los años 40—

pero este grisáceo ser abollado es confortable como

una vieja prenda favorita, es casi

amable, ahora, para mí. Por supuesto, es

el amor de él el que estoy viendo, el trabajo de su pulgar

sobre este centavo de la suerte —cinco veces

cinco años en su bolsillo. Quizás

aún si me muriera, él no me vería fea.

A veces, ahora, bailo

como humo chato sobre una chimenea.

A veces, ahora, creo que vivo

en el lugar donde se hace la bebida solemne, salvaje

de acabar, no estoy todo el día acabando,

pero vivo todo el día en el lugar donde eso se hace.

Poema 239. Sorpresa.

Federico García Lorca, Fuente Vaqueros 1898 - Granada 1936


Sorpresa


Muerto se quedó en la calle

con un puñal en el pecho.

No lo conocía nadie.


¡Cómo temblaba el farol!

Madre.

¡Cómo temblaba el farolito

de la calle!


Era madrugada. Nadie

pudo asomarse a sus ojos

abiertos al duro aire.


Que muerto se quedó en la calle

que con un puñal en el pecho

y que no lo conocía nadie.

Poema 238. Esto pudo haberle sucedido a cualquiera...

Piotr Matur.


esto pudo haberle a sucedido a cualquiera

pero me sucedió a mí

esto pudo haber sucedido en cualquier momento

pero sucedió justo ahora

esto pudo haber sucedido en cualquier lugar

pero sucedió justo aquí

esto me tuvo que suceder a mí

porque justo yo me encontraba

en este momento y en este lugar

una lección para el futuro

en caso de ser una vez, mejor en ningún lugar

y en caso de no ser nunca, mejor en todas partes

o ser alguien totalmente distinto.

Poema 237. Una canción simple.

Pablo Dacal, Buenos Aires 1976.


Una canción simple


Quiero regalarte una canción simple

una que no tenga condición, libre por vos

que estás aquí a mi lado.

Debería darte la razón siempre

pero hay que tener mucho valor, 

entre los dos

creamos un gigante

que cuando decide levantarse

aplasta lo que sea que se encuentre 

a su alrededor

y no distingue nada

y los dos corremos espantados

y en medio de la gente nos perdemos

y en un mostrador 

pasamos una noche

o dos.


Una madrugada en la estación cerca

de tu casa y nunca pasa el tren, 

llega tu voz, me está llamando ahora.

Yo quería darte una canción simple

pero no soy tan buen domador 

¿viste? me voy con tantas emociones

que no puedo controlar y siento

que ese toro desbocado tiene todo el control

y somos su juguete

que se aferra al cuello, que lo abraza,

pero hace falta ser un buen jinete

para no caer

ya estamos 

en el suelo

los dos.

Poema 236. Estoy corriendo hacia un año nuevo.

Lucille Clifton. Estados Unidos, 1936 - 2010.


estoy corriendo hacia un año nuevo


estoy corriendo hacia un año nuevo

y los años viejos soplan contra mí

como un viento

que se me agarra al pelo

como unos dedos fuertes como

todas mis viejas promesas y

va a ser difícil soltar

lo que me dije a mí misma

cuando tenía dieciséis y

veintiséis y treinta y seis

incluso treinta y seis pero

estoy corriendo hacia un año nuevo

y ruego que lo que amo y

lo que dejo me perdonen

Poema 235. San Juan de la Costa.

Graciela Cros. Carlos Casares, 1945.


San Juan de la Costa


A celebrar el día

hemos ido al mercado

por el borde del mar.


Trajimos habas, choclos,

arvejitas azules, gruesos dientes de ajo

y un róbalo violeta.


Para el amor y el hambre

disponemos el cuerpo,

preparamos la boca,

entregamos las manos.


Para el amor y el hambre

abrimos las ventanas

encendemos el fuego.


Para el amor

¿sabemos detenernos?


¿Es certero quien dice:

para el amor, detuve,

para el hambre, apuré? 


Según hambre o amor

elige el tiempo

diferente pasos.


La sangre adelanta o retrasa.


¿Es certero quien dice

si adelanta o retrasa

según hambre o amor:


yo apuré, yo detuve?

Poema 234. Apenas anochezca...

Eliana Drajer. Mendoza, 1979.


Apenas anochezca

subiré al monte

buscaré un espacio lejos

algunas hierbas frescas

y cavaré la pachamama


En la pequeña fogata

esparciré fechas cartas vuelos 

y el vestido blanco 


Ahora sí 

quitaré los pretextos

la ropa esa malapalabra

y bajaré cuando el sol mande


Dormiré tranquila.

Poema 233. California (que el cielo existe).

Esteban Martín García.


california (que el cielo existe)


que el día sea clarísimo

que la comida sea sabrosa y abundante

que los amigos sean divertidos

que la cama sea blanda

que los espejos sean grandes

que haya blueberries y helado de postre

que el beso sea largo y mojado

que la billetera esté hinchada

que el agua y la sombra sean frescas

que alguien cuente algo que haga reír

que salgas de compras en países extranjeros

que la heladera esté colmada

que la piel sea suave oscura y olorosa

que el fin de semana haya una megafiesta

que esté él

que la ropa sea nueva y esté de moda

que tu cuerpo se vea espléndido al moverse

que sientas como siente un animal

que te guíes solamente por el tacto y por el olfato 

que goces como una perra

que seas profundamente triste y salvajemente alegre

extremadamente agitada y absolutamente tranquila

que haya música moderna cuando tengas ganas de bailar

que los desconocidos saluden y digan hola

que brillen las estrellas 

que nada te preocupe

que no esperes nada

que vos des el primer paso 

que solamente lo hagas

que no pienses en nada más que en eso

que no pienses en nada

que no pienses en nadie

ni en vos misma

que ya no tengas miedo a nada

que arrases con todo

Poema 232. No salir de la cáscara.

Regina Guimarães. Portugal, 1957.


No salir de la cáscara

no salir de la cama

no salir de casa

no salir de aquí


Ver lo que los poros ven

leer lo que los dedos leen

reír como las arrugas ríen

ser como los nervios son


Pensar en estado de shock

dormir en estado de guerra

hablar en estado de trance

amar en estado de sitio


Pero que no se note.

Poema 231. Movimiento.

Irene Gruss, Buenos Aires 1950 - 2018.


MOVIMIENTO


Una mujer sola frente al mar

es más majestuosa que él.

Puede pasar una gaviota

augurando la muerte

o puede caer el sol humedeciendo

las lonas de las carpas

hasta apagarlas,

pero una mujer

frente al mar

mece su soledad como una dueña

y no se estremece.

La luz

del mar tiene la importancia

y el movimiento de su ánimo, de su alma.

El viento suena alrededor

de la mujer

y la despierta:

ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,

el sol caído, el sonido del mar,

carpas levantadas,

el viento que lo da vuelta todo.

Poema 230. No es un poema.

Susana Thénon. Bs. As., 1935 - 1991.


NO ES UN POEMA


Los rostros son los mismos,

los cuerpos son los mismos,

las palabras huelen a viejo,

las ideas a cadáver antiguo.


Esto no es un poema:

es un grito de rabia,

rabia por los ojos huecos,

por las palabras torpes

que digo y que me dicen,

por inclinar la cabeza

ante cerebros llenos de orín,

ante muertos persistentes

que obstruyen el jardín del aire.


Esto no es un poema:

es un puntapié universal,

un golpe en el estómago del cielo,

una enorme náusea

roja

cómo era la sangre antes de ser agua.

Poema 229. Escalerita.

Verónica Peñaloza, Buenos Aires 1986.


ESCALERITA


Caminar de tu mano

haciendo de cualquier calle, el cielo

y del gris un color.

Hacer crecer una nube de cada baldosa.

Pisar hasta que llueva

todo lo de abajo

y en los subtes se escuche la palabra

                                   -milagro-.

Entonces decirte al oído

que no importa de qué abajos venimos

si subimos al mismo arriba.

Poema 228. Si responde con monosílabos...

Franco Rivero. Corrientes, 1981.


si responde con monosílabos

hay sanción

si no responde

si no escribe

también


estar juntos y no hablar

es sanción


qué pasa


nada


otra sanción


desde el principio

hay sanción

me quiere

no me quiere

qué quiere

todo es sanción


la cagué

no la cagué

acaso me está haciendo

pisar ese palito

todo

es sanción


buscar amar es violento

sucede o no sucede


el amor no

la relación sí

se fabrica con sanciones

y ausencias


la relación siempre tiene

una pata mala

el peligro de

caerse


y por eso

resulta


y por eso parece amor

porque tiene ese mismo hábito

de comer miedo


ese hagamos la tragedia

por las dudas


ah qué sería del amor

sin su cuota de pánico

Poema 227. Cómo hacer un pan.

Julio José Leite, Ushuaia 1957 - Río Grande 2019.


Cómo hacer un pan


Muela los huesos

hasta lograr

la buena harina,

use la levadura

de su rabia,

amase

sobre madera de amigos,

con abrazo amase

hasta el cansancio,

después haga fuego

con ramitas de 'ganamos'

y en el horno del corazón

que presten sus hermanos

cocine esa esperanza

a repartir.

Poema 226. Cuando quisieron encerrarme...

Teresa Wilms Montt. Chile, 1893 - Francia 1921.


Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad.

Cuando me amaban sin amor, yo di más amor.

Cuando trataron de callarme, grité.

Cuando me golpearon, contesté.

Fui crucificada, muerta y sepultada,

por mi familia y la sociedad.

Nací cien años antes que tú

sin embargo te veo igual a mí.

Soy Teresa Wilms Montt,

y no soy apta para señoritas.

Poema 225. Atenta.

Mary Oliver. EEUU, 1935 - 2019.


Atenta


Cada día

veo o escucho algo

que más o menos


me mata de alegría

me deja como una aguja


en un pajar de luz.

Para esto nací –

para ver, para escuchar.


Para perderme

en este suave mundo –

Para instruirme

una y otra vez


en la alegría

en la alabanza.

Y no hablo de lo excepcional


lo atemorizante, lo terrible

lo muy extravagante –


sino de lo ordinario,

lo común, lo aburrido.


Los sucesos de cada día.

Ay, buena académica,

me digo a mí misma.

¿Cómo no volverte sabia


con enseñanzas como estas?

Poema 224. Pájaro azul.

Charles Bukowski. Alemania, 1920 - Estados Unidos 1994.


Pájaro azul


hay un pájaro azul en mi corazón que

quiere salir

pero soy duro con él,

le digo quédate ahí dentro, no voy

a permitir que nadie

te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que

quiere salir

pero yo le echo whisky encima y me trago

el humo de los cigarrillos,

y las putas y los camareros

y los dependientes de ultramarinos

nunca se dan cuenta

de que está ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que

quiere salir

pero soy duro con él,

le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres

montarme un lío?

¿es que quieres

mis obras?

¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros

en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón

que quiere salir

pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir

a veces por la noche

cuando todo el mundo duerme.

le digo ya sé que estás ahí,

no te pongas

triste.

luego lo vuelvo a introducir,

y él canta un poquito

ahí dentro, no le he dejado

morir del todo

y dormimos juntos

así

con nuestro

pacto secreto

y es tan tierno como

para hacer llorar

a un hombre, pero yo no

lloro,

¿lloras tú?

Poema 223. Preguntas de un obrero que lee.

Bertolt Brecht. Alemania, 1898 - 1956.


Preguntas de un obrero que lee


¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas?

En los libros se mencionan los nombres de los reyes.

¿Acaso los reyes acarrearon las piedras?

Y Babilonia, tantas veces destruida,

¿Quién la construyó otras tantas?

¿En que casas de Lima, la resplandeciente de oro, vivían los albañiles?

¿A dónde fueron sus constructores la noche que terminaron la Muralla China?

Roma la magna está llena de arcos de triunfo.

¿Quién los construyó?

¿A quiénes vencieron los Césares?

Bizancio, tan loada,

¿Acaso sólo tenía palacios para sus habitantes?

Hasta en la legendaria Atlántida, la noche que fue devorada

por el mar,

los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos.

El joven Alejandro conquistó la India.

¿Él solo?

César venció a los galos;

¿no lo acompañaba siquiera un cocinero?

Felipe de España lloró cuando se hundió su flota,

¿Nadie más lloraría?

Federico Segundo venció en la Guerra de los Siete Años,

¿Quién más venció?

Cada página una victoria

¿Quién guisó el banquete del triunfo?

Cada década un gran personaje.

¿Quién pagaba los gastos?

A tantas historias, tantas preguntas.

Poema 222. Escribir un texto...

Roberto Juarroz, Coronel Dorrego 1925 - Temperley 1995.


Escribir un texto

y dejarlo abandonado en la página.


No volver a leerlo,

no enviarlo a parte alguna.

Que quede en su reposo de texto.


Y dejar que allí encuentre a su lector,

como todos los textos lo encuentran.


También el que llevamos escrito adentro

y nos parece imposible que alguien pueda leer.

Poema 221. Manifiesto (hablo por mi diferencia).

Pedro Lemebel. Chile, 1952 - 2015.


Manifiesto (hablo por mi diferencia)


No soy Passolini pidiendo explicaciones

No soy Ginsberg expulsado de Cuba

No soy un marica disfrazado de poeta

No necesito disfraz

Aquí está mi cara

Hablo por mi diferencia

Defiendo lo que soy

Y no soy tan raro

Me apesta la injusticia

Y sospecho de esta cueca democrática

Pero no me hable del proletariado

Porque ser pobre y maricón es peor

Hay que ser ácido para soportarlo

Es darle un rodeo a los machitos de la esquina

Es un padre que te odia

Porque al hijo se le dobla la patita

Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro

Envejecidas de limpieza

Acunándote de enfermo

Por malas costumbres

Por mala suerte

Como la dictadura

Peor que la dictadura

Porque la dictadura pasa

Y viene la democracia

Y detrasito el socialismo

¿Y entonces?

¿Qué harán con nosotros compañero?

¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos

con destino a un sidario cubano?

Nos meterán en algún tren de ninguna parte

Como el barco del General Ibañez

Donde aprendimos a nadar

Pero ninguno llegó a la costa

Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas

Por eso las casas de caramba

Le brindaron una lágrima negra

A los colizas comidos por las jaibas

Ese año que la Comisión de Derechos Humanos

no recuerda

Por eso compañero le pregunto

¿Existe aún el tren siberiano

de la propaganda reaccionaria?

Ese tren que pasa por sus pupilas

Cuando mi voz se pone demasiado dulce

¿Y usted?

¿Qué hará con ese recuerdo de niños

Pajeándonos y otras cosas

En las vacaciones de Cartagena?

¿El futuro será en blanco y negro?

¿El tiempo en noche y día laboral

sin ambigüedades?

¿No habrá un maricón en alguna esquina

desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?

¿Van a dejarnos bordar de pájaros

las banderas de la patria libre?

El fusil se lo dejo a usted

Que tiene la sangre fría

Y no es miedo

El miedo se me fue pasando

De atajar cuchillos

En los sótanos sexuales donde anduve

Y no se sienta agredido

Si le hablo de estas cosas

Y le miro el bulto

No soy hipócrita

¿Acaso las tetas de una mujer

no lo hacen bajar la vista?

¿No cree usted

que solos en la sierra

algo se nos iba a ocurrir?

Aunque después me odie

Por corromper su moral revolucionaria

¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?

Y no hablo de meterlo y sacarlo

Y sacarlo y meterlo solamente

Hablo de ternura compañero

Usted no sabe

Cómo cuesta encontrar el amor

En estas condiciones

Usted no sabe

Qué es cargar con esta lepra

La gente guarda las distancias

La gente comprende y dice :

Es marica pero escribe bien

Es marica pero es buen amigo

Super-buena onda

Yo acepto al mundo

Sin pedirle esa buena onda

Pero igual se ríen

Tengo cicatrices de risas en la espalda

Usted cree que pienso con el poto

Y que al primer parrilazo de la CNI

lo iba a soltar todo

No sabe que la hombría

Nunca la aprendí en los cuarteles

Mi hombría me la enseño la noche

Detrás de un poste

Esa hombría de la que usted se jacta

Se la metieron en el regimiento

Un milico asesino

De esos que aún están en el poder

Mi hombría no la recibí del partido

Porque me rechazaron con risitas

Muchas veces

Mi hombría la aprendí participando

En la dura de esos años

Y se rieron de mi voz amariconada

Gritando: Y va a caer, y va a caer

Y aunque usted grita como hombre

No ha conseguido que se vaya

Mi hombría fue la mordaza

No fue ir al estadio

Y agarrarme a combos por el Colo Colo

El fútbol es otra homosexualidad tapada

Como el box, la política y el vino

Mi hombría fue morderme las burlas

Comer rabia para no matar a todo el mundo

Mi hombría es aceptarme diferente

Ser cobarde es mucho más duro

Yo no pongo la otra mejilla

Pongo el culo compañero

Y esa es mi venganza

Mi hombría espera paciente

Que los machos se hagan viejos

Porque a esta altura del partido

La izquierda tranza su culo lacio

En el parlamento

Mi hombría fue difícil

Por eso a este tren no me subo

Sin saber dónde va

Yo no voy a cambiar por el marxismo

Que me rechazó tantas veces

No necesito cambiar

Soy más subersvo que usted

No voy a cambiar solamente

Porque los pobres y los ricos

A otro perro con ese hueso

Tampoco porque el capitalismo es injusto

En Nueva York los maricas se besan en la calle

Pero esa parte se la dejo a usted

Que tanto le interesa

Que la revolución no se pudra del todo

A usted le doy este mensaje

Y no es por mí

Yo estoy viejo

Y su utopía es para las generaciones futuras

Hay tantos niños que van a nacer

Con una alita rota

Y yo quiero que vuelen compañero

Que su revolución

les dé un pedazo de cielo rojo

Para que puedan volar.

Poema 220. Yo tuve las mejores navidades...

Gastón Leandro Ezequiel Vázquez,  Buenos Aires 1980.


Yo tuve las mejores navidades 

Y también las peores.

De las mejores 

Recuerdo una en particular.

Fue en teniente Origone 

En un ranchito 

Con mis tías y mis primas.

Mi tío hacía un asado y copeteaba.

Polillas y mosquitos 

Se peleaban por la luz del foco 

Que colgaba arriba de la puerta.

La peor fue en el 87.

Toda la familia estaba reunida

En la terraza de la casa de mi abuela.

Mi tío llegó y me dijo:

Boludo, se murió Luca.

Poema 219. Lo desconocido.

Marie Claire Bancquart, Francia 1932 - 2019.


LO DESCONOCIDO


Camino por la soledad de los libros:

mi corazón helado

con estas memorias heladas.


El viento golpea las contraventanas.


Noviembre.


Ha sido necesaria toda una vida para que el crujido de la madera

suscite una espera esencial.


Más allá del jardín

más allá del tiempo ante nosotros

están los erizos caídos de las castañas

el fuego de las hojas en la bruma

las ventanas violetas.


Puntualmente noviembre.


Cada cosa en su sitio.


Sin embargo lo desconocido está próximo

como un pájaro inquieto.

Poema 218. IX. Infancia.

Juan H. Roldán,  Pico Truncado 1964.


IX. Infancia


Está la foto allí

junto a otras 

y ese niño en bici

sabe. 

Sabe del equilibrio,

del ruido de las piedras

bajo las ruedas,

del viento que empuja

y que detiene.

El niño

sabe andar en bicicleta,

sabe que podría seguir

andando.

Sabe que podría irse

y no volver.

Sabe que el viento empuja

y detiene.

La foto sigue allí

pero el viento continua 

soplando.

Poema 217. Después de largo viaje.

Fabián Casas, Bs. As. 1965.


Después de largo viaje


Me siento en el balcón a mirar la noche.

Mi madre me decía que no valía la pena

estar abatido.

Movete, hacé algo, me gritaba.

Pero yo nunca fui muy dotado para ser feliz.

Mi madre y yo éramos diferentes

y jamás llegamos a comprendernos.

Sin embargo, hay algo que quisiera contar:

a veces, cuando la extraño mucho,

abro el ropero donde están sus vestidos

y como si llegara a un lugar

después de largo viaje

me meto adentro.

Parece absurdo: pero a oscuras y con ese olor

tengo la certeza de que nada nos separa.

Poema 216. 36.

Osvaldo Bossi, Buenos Aires 1960.


36

no queda otra / debo cruzar el puente 

en mitad de la noche / sin nada 

que me distraiga / sin mirar 

hacia atrás / sin mirar hacia adelante / 

como si llevara entre las manos 

un fósforo encendido / debo ser cuidadoso 

hacer equilibrio / sin madre sin padre / 

sin mis hermanos yendo 

del patio a la cocina / sin pensar 

en tus ojos alegres  / como petardos  

como cañitas voladoras / cuando suenen 

las doce campanadas / debo 

levantar la copa y brindar por algo / tiene 

que haber algo /  seguramente 

para celebrar / por suerte sabemos 

que todo esto se terminará algún día / 

eso sí que es un alivio / a lo mejor 

brinde por eso / lo más probable es 

que brinde por eso / eso mejor que nada.

Poema 215. II.

Alberto Ghiraldo, Buenos Aires 1875 - Santiago de Chile 1946.


II


¡Ah! Tu siempre flotando en las cosas

Inmenso, implacable, doliente Misterio,

Fatal, dominando las vidas, terrible

¡Tú siempre en las sombras, tu siempre en los vientos!

Poema 214. VI.

Graciela Cros, Carlos Casares 1945.


VI

Sin fuerzas ya

la geisha obediente

se esconde a dormir

entre las altas hierbas

y no puede.

Esos trabajos

que te impones, le digo.

Esos esfuerzos

que haces

para el placer ajeno,

no te dejan soñar.

Terminan

con tus aves.

Dan razón

a la muerte.

Vuélvete ya

contra ti misma. 

Rompe con el mandato:

Prende fuego a tu traje.

Poema 213. Papel.

Paula Maffía, Bs. As.,1983.


Papel


No está mal cómo me siento,

descubrir una vulnerabilidad

es un poco humillante,

pero también es un comunicado tan grande,

como cuando eras chiquita

y por primera vez un papel,

ese material tan tierno,

amigo, delicado lienzo

de todos los significados

que aún no aprendieron a tomar forma,

te tajea el dedo,

¡sangrás desconcertada!

su blandura traiciona

es un dolor tan tenue,

un corte diminuto

pero a su vez,

una herida gigante,

aprender que

la fuerza

encierra gran debilidad.

Poema 212: Hacia el resplandor...

Murakami Kijō, Edo 1865 - Takasaki 1938.


Hacia el resplandor 

y el vendaval se pone el cielo

de primavera.

Poema 211. Sé suave...

Kurt Vonnegut, EE UU 1922 - 2007.


Sé suave.

No dejes que el mundo te endurezca.

No dejes que el dolor te haga odiar.

No dejes que la amargura te robe la dulzura.

Aunque el resto del mundo pueda estar en desacuerdo,

sostén con orgullo tu creencia de que la tierra es un lugar hermoso.

Poema 210. Todo río vuelve...

Hugo Mujica, Avellaneda 1942.


Todo río vuelve 

 a su cauce 

 y el polvo a la tierra. 

No es hacia lo alto 

 que se despliegan las alas: 

 volar se vuela 

 en las honduras 

 que las raíces cavaron.

Poema 209. He visto a las mujeres...

Marianela Saavedra, Entre Ríos 1978.


He visto a las mujeres 

más bellas del mundo, 

convertirse en diminutas sombras satisfaciendo los deseos 

de sus seres queridos. 

He visto a las mujeres 

más inteligentes de la vida 

haciendo añicos sus argumentos 

frente al protagonismo de sus amantes. 

He visto a mujeres con alas 

sacando lustre a los barrotes 

de las jaulas 

que les compran sus maridos. 

Las he visto bajarse de la luna 

para vivir en la cueva de sapo 

de su amado. 

Las he visto superar el hambre, 

las guerras, la muerte 

y luego caer de rodillas 

frente al beso deshonesto. 

Las vi esconder su fuerza, 

maquillar su poder, 

frenar sus éxitos, 

masticando frustraciones ajenas, 

haciéndose cargo de necesidades impropias, 

cediendo, cediendo, cediendo tanto 

que sus cuerpos parecen 

desintegrarse, derretirse, 

desdibujarse, deshabitarse, 

estallar y recomponerse 

como un hueso 

tras el impacto de una bala. 

Las he visto, las veo, 

yo también he sido, (soy) 

presa fácil y presa difícil 

de mandatos rancios 

y amores mediocres.

Romperé el espejo 

todas las veces que haga falta 

y respetaré y esperaré paciente 

el día en que todas 

podamos vernos liberadas 

de tanta pena por nada.

Poema 208. Árbol de magnolias.

Marosa di Giorgio, Uruguay 1932 - 2004. 


Árbol de magnolias


Árbol de magnolias,

te conocí el día primero de mi infancia,

a lo lejos te confundes con la abuela, de cerca, eres el aparador

de donde ella sacaba el almíbar y las tazas.

De ti bajaron los ladrones;

Melchor, Gaspar y Baltasar;

de ti bajaban los pastores y los gatos;

los pastores, enamorados como gatos,

los gatos, serios como hombres, con sus bigotes y sus ojos de enamorados

Esclava negra sosteniendo criaturitas, inmóviles, nacaradas.

Virgen María de velo negro,

de velo blanco, allá en el patio.

Eres la abuela, eres mamá, eres Marosa, todo eres, con tu

eterna

juventud, tu vejez eterna,

niña de Comunión, niña de novia,

niña de muerte.

De ti sacaban las estrellas como tazas,

las tazas como estrellas.

Estuvo oculto en tus ramos el Libro del Destino.

Te has quedado lejos, te has ido lejos.

Pero, voy retrocediendo hacia ti,

voy avanzando hacia ti.

Te veré en el cielo.

No puede ser la eternidad sin ti.

Poema 207. De todo lo que conocí quiero más...


José Sbarra. Buenos Aires 1950 - 1996.


De todo lo que conocí quiero más

más nieve, más fuego

más sexo, más calma

de toda la locura quiero más

y de toda la pureza quiero más

más honor y más deshonra

más virtud y más bajeza

de todo lo que amé quiero más

de lo que aún no he probado quiero más

de todos los excesos quiero más

más dolor

más placer

quiero más

y cuando me muera

como una ráfaga y como una súplica

saldrá de mi boca la palabra más.

Poema 206. Chicato...

Osvaldo Bossi, Buenos Aires 1960.


Chicato. Silencioso.

Leo mal. Escribo mal.

No juego a la pelota, pero 

ya van a ver…

Poema 205. Si eres una mujer fuerte...

Gioconda Belli, Nicaragua 1948.


Si eres una mujer fuerte

prepárate para la batalla:

aprende a estar sola,

a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo,

a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta,

a nadar contra corriente.

Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto.

Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo,

rodéalo de fosos profundos,

pero hazle anchas puertas y ventanas.

Es menester que cultives enormes amistades,

que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres,

que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación

una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte

protégete con palabras y árboles

e invoca la memoria de mujeres antiguas.

Haz de saber que eres un campo magnético

hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbrados

y el óxido mortal de todos los naufragios.

Ampara, pero ampárate primero.

Guarda las distancias.

Constrúyete. Cuídate.

Atesora tu poder.

Defiéndelo.

Hazlo por ti.

Te lo pido en nombre de todas nosotras.

viernes, 3 de febrero de 2023

Poema 204. Ghana city.

Eliana Drajer, Mendoza 1979.


Ghana city


Mi amigo Caballo vive en Ghana

cuando me nombró el país

no sabía de su existencia

como los europeos de Argentina

qué mal

qué mal

pero después me contó

“la mayoría hablamos en inglés

pero existen muchas lenguas nativas

ewe

akan

mamprusi

mossi

dagomba

gonja”

muchas muchas lenguas

pero Caballo habla tres

inglés francés y akan

ahora también habla español

en cambio

el 50% de las mujeres de Ghana son analfabetas

el 50%

LA MITAD DE LAS MUJERES DE GHANA

NO SABEN LEER NI ESCRIBIR

LA MITAD DE LAS MUJERES DE GHANA

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Poema 203. Mirá, los árboles...

Mary Oliver, Estados Unidos 1935 - 2019.


Mirá, los árboles

están convirtiendo

sus propios cuerpos

en pilares


de luz,

están emitiendo la abundante

fragancia de canela

y satisfacción,


los largos estambres

de las totoras

revientan y se van flotando sobre

los hombros azules


de los lagos,

y cada lago,

sin importar cuál sea

su nombre, es


innombrable ahora.

Cada año,

cada cosa

que aprendí


en mi vida

me retrotrae a esto: los fuegos

y el negro río de la pérdida

cuya otra orilla


es la salvación,

cuyo sentido

ninguno de nosotros jamás sabrá.

Para vivir en este mundo


debés ser capaz

de hacer tres cosas:

amar lo que es mortal;

aferrarte a él


con tus huesos sabiendo

que tu propia vida depende de ello;

y, cuando el tiempo llegue de soltarlo,

soltarlo.

Poema 202. No es su costumbre...

Alberto Laiseca, Rosario 1941 - Buenos Aires 2016.


No es su costumbre,

pero la garza amarilla desplegó sus alas e inició

anoche un vuelo nocturno.


No es frecuente en China;

pero a veces ocurre que alguien desarma la Gran Muralla

para que el corazón quede expuesto

y pueda volver a amar.

Poema 201. Soy la flecha que atraviesa el corazón...

Bárbara Belloc, Bs. As 1968.


Soy la flecha que atraviesa el corazón. Soy el corazón.

Soy el aire, el alimento, la sangre viva en la vena, la velocidad,

el filo que abre la carne, la vara de madera que se incrusta.

El tiempo entre latidos y entre un latido y un silencio.

Lo no neutral del viento.

La mirada del reptil.

El vuelo de la flecha hasta que da en el blanco. El vuelco.

El golpe de azar.

El huevo roto.

Lo que dure la sequía/la inundación.

Con mi caballo.

Mi caballo que corre desde la cima de la montaña hasta el río

abajo en un solo aliento, como una sola palabra: liebre;

un monosílabo.

Haciendo el camino a ciegas porque está grabado internamente,

es decir,

en las estrellas.

Como cuando los kilómetros se confunden con el tiempo.

Poema 200. Epílogo.

Enrique Lihn, Chile 1929 - 1988.


Epílogo 


Vivimos todos en la oscuridad, separados

por franqueables murallas llenas de puertas falsas;

moneda que se gira para los gastos menudos de la

amistad o el amor nuestras conversaciones

contra lo inagotable no alcanzan a tocarlo

cuando ya se precisa renovarlas, tomar

un camino distinto para llegar a lo mismo.

Es necesario acostumbrarse a saber

vivir al día, cada cual en lo suyo,

como en el mejor de los mundos posibles.

Nuestros sueños lo prueban: estamos divididos.

Podemos simpatizar los unos con los Otros,

y eso es más que bastante: eso es todo, y difícil,

acercar nuestra historia a la de otros

podándola del exceso que somos,

distraer la atención de lo imposible para atraerla

sobre las coincidencias,

y no insistir, no insistir demasiado:

ser un buen narrador que hace su oficio

entre el bufón y el pontificador.

Poema 199. Yo quiero tener un kiosko...

Alejandro Schmidt, Córdoba 1955 - 2021.


Yo quiero tener un kiosko

lo quiero de día

y lo quiero de noche

abierto

seré el señor del kiosco

el gordo kiosco

el dueño del kiosco

en la esquina

con un toldo a rayas

brillará mi kiosco

llenaré la maleta del gato Félix

el tesoro de Rusia

la boca

de mamá

seré feliz

cuando tenga el kiosco

y escriba Pessoa mi poema

la insignificancia de Occidente

derramará sus cajas

de noche

un televisor pequeño

explicará los mundos

la luz de la ciudad

irá mezclando astros

seré

el necesario dios

de la vereda.

Poema 198. Hay ovejas y ovejas.

Rosabetty Muñoz, Chile, 1964.


HAY OVEJAS Y OVEJAS


Las que comen de cualquier pastizal

y duermen con una sonrisa de satisfacción

en los potreros.

Las que caminan ciegamente

por los caminos acostumbrados.

Las que beben despreocupadas

en los arroyos.

Las que no trepan por pendientes peligrosas.

Esas van a dar lana abundante

en las esquilas

y serán sabrosas invitadas

en las fiestas de fin de año.

Hay también

las que tuercen las patas

buscando campos de margaritas

y se quedan horas y horas

contemplando los barrancos.

Esas balan toda la gran noche de su vida

encogidas de miedo.

Y hay, por fin,

las malas ovejas descarriadas.

Para ellas y por ellas

son las escondidas raíces

y los mejores y más deliciosos pastos.

Poema 197. Ante la invasión de frases hechas con mano de obra barata...

Camila Sosa Villada, La Falda 1982.


Ante la invasión de frases hechas con mano de obra barata,

Ante los consejos hechos por esclavos en sótanos,

Ante la repetición sucesiva de dichos de mala calidad,

Con poca garantía, que no funcionan a 220,

Ante tanta galletita de la fortuna que siempre dice lo mismo,

Ante tanto horóscopo escrito por sorteo,

Resolvemos:

Cuando alguien le diga:

Debe resolver lo que tiene muy adentro,

Usted vaya y plante un árbol,

No importa dónde, en una maceta grande,

En su balcón, al lado de la ventana con más luz de su casa.

Cuando alguien le diga que no se puede amar a los demás,

Si no se ama a sí mismo,

Usted péguele un sopapo.

Cuando esté cansado de la vida,

sepa que no todo lo bueno de este mundo

requiere sobrehumanos esfuerzos.

Cuando el optimismo ajeno lo ponga pesimista,

Lave su ropa a mano.

Cuando alguien le diga que el tiempo lo cura todo,

Usted limpie su casa, regale las cosas que hace mucho tiempo no toca,

Repare lo que se ha roto por negligencia, por abandono o por demasiado uso.

Cuando le impongan algo,

Rebélese. No acepte autoridad alguna.

Cuando sienta dolor por la felicidad ajena,

Por los bienes ajenos, por la mujer o el hombre del prójimo,

Sepa que la vida es más que eso,

La gente muere, los niños mueren,

Los amantes se separan,

Árboles de 300 o 400 años de antigüedad son talados

Y en su lugar ponen un McDonald’s.

Soportar la sonrisa de los demás es también un sacerdocio.

Cuando quieran obligarlo a querer,

Usted siga su olfato, que nunca falla.

Cuando le digan que lo único que importa es el presente,

Usted mire sus fotografías, prepárese un café,

Préndase un porro, mire el rostro de sus padres, de sus abuelos,

De sus amigos de la infancia,

Tome una copa de vino, y entienda que el pasado es más enorme

Que toda nuestra filosofía de oro catorce quilates.

Todos los maestros están ahí, el presente es un engaño.

Ni siquiera tenemos pruebas de que realmente estamos viviendo.

Cuando alguien le diga que hemos venido a ser felices,

Usted regale un abrigo a alguien que está en la calle,

Adopte un perro, invite a sus amigos a comer,

Olvídese de esa responsabilidad tan egoísta.

La felicidad no debe ser una obligación,

Ser solidario sí!

Cuando le digan: salí! Conocé gente! Olvidalo! No te merecía!

Usted llore, llore todo lo que pueda, ponga un disco con viejas canciones tristes,

Emborráchese y entre en esas curdas depresivas hasta que no le quede

Una puta lágrima por llorar, después lávese la cara con agua bien helada

Y búsquese un amante, un negro bien lindo, una negra bien linda,

Que lo deje hecho un papel mojado sobre la cama.

Cuando se sienta solo, haga una huerta.

Cuando en las revistas y la televisión no den otra alternativa

Que la fascinación por la gente bella,

Usted coquetee con el basurero, con el albañil,

Con el obrero que todos los días carga pesos enormes sobre la espalda,

Porque ningún bello profesional de ojos celestes,

Le hará el amor con más entrega y menos remilgos que un chico de barrio.

Cuando le digan que la fe mueve montañas, que todo va a cambiar,

Usted salga a correr, haga ejercicio, hasta que las piernas se le desmayen,

Y comprendan que en las variables del mundo,

La fe es tan particular que sólo los milagros se atribuyen su influencia,

Y milagros hay pocos, ya lo sabe, tal vez el último milagro

Haya sido Lhasa de Sela y está muerta y enterrada varios metros bajo tierra.

Cuando quieran inyectarle alegría vacua, ignorante alegría

Que es pan para hoy y hambre para mañana,

Usted lea un libro, mastúrbese, sea amable con los vendedores,

Con los choferes de los colectivos,

No se rinda tan fácil en la amabilidad,

Sonría a las personas en la calle,

Deje esa alegría barata para los que comen vidrio.

Acepte la tristeza, dele la mano, sírvale un trago,

En algún momento se cansa y se va, o al menos se duerme.

Cuando le digan que busque consuelo en dios,

Usted escuche blues, vaya al teatro,

Mire algo de cine en blanco y negro.

Cuando esté aburrido, sin corazón, lleno de resentimiento,

Y las putitas de la miseria le digan que la vida es color de rosa,

Que la alegría de vivir y toda esa porquería de polietileno,

Usted mejor acérquese donde es necesario,

Sus padres, sus hijos, sus amigos, millones de desconocidos

En los hospitales, en los asilos, en las sombras de callejones atestados de perros sin dueños,

Alguien, o algo depende de usted.

Le harán creer que las respuestas están dentro suyo,

Lo tendrán eternamente escarbando en los traumas de su niñez,

Y las respuestas están en el mundo, ahí afuera y en los otros,

Haciendo se encuentran las respuestas que escapan al azar.

El alma de un hombre es demasiado honda,

Y tiene hambre, y traga sin masticar.

A los océanos se les pone la piel de gallina al pensar

En la profundidad de las almas de los hombres.

Y al fondo está llena de peces horribles, ciegos y agresivos.

Mejor hacer algo por la vida sobre la tierra,

Ahora que respiramos y que al menos en nuestro país, el agua es casi gratis.