Carolina Brieux Olivera. CABA, 1972.
Esta ruta unge los cerros.
Giro el volante
hacia donde insistimos
la primera vez.
Nos guía el silencio
de la Virgen
de los que no pueden amarse.
Extenderá su manto
como una tienda de campaña
en la cumbre.
Sigo con las manos
a los costados de tu cuerpo
donde el agua y el aceite
se mezclaron una vez
donde una lanza
traspasó la orilla.
Creo en todo
salvo
en la distancia hasta el mar.
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