jueves, 2 de noviembre de 2023

Poema 443. Nadando al desnudo.

Anne Sexton. EEUU, 1928-1974.


Nadando al desnudo


En el sudoeste de Capri

encontramos una pequeña gruta desconocida

donde no había nadie y

la penetramos completamente

y dejamos que nuestros cuerpos perdieran toda

su soledad.


Todo lo que hay de pez en nosotros

escapó por un minuto.

A los peces reales no les importó.

No perturbamos su vida personal.

Nos deslizamos tranquilamente sobre ellos

y debajo de ellos, soltando

burbujas de aire, pequeños

globos blancos que ascendían

hasta el sol junto al bote

donde el botero italiano dormía

con el sombrero sobre la cara.


Un agua tan clara que se podía

leer un libro a través de ella.

Un agua tan viva y tan densa que se podía

flotar apoyando el codo en ella.


Me tendí allí como en un diván.

Me tendí allí como si fuera

la Odalisca roja de Matisse.


El agua era mi extraña flor.

Hay que imaginarse una mujer

sin toga ni faja

tendida sobre un sofá profundo

como una tumba.


Las paredes de esa gruta

eran de todos los azules y

dijiste: “¡Mira! Tus ojos son color mar.

¡Mira! Tus ojos son color cielo”.

Y mis ojos se cerraron como si sintieran

una súbita vergüenza.

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