lunes, 26 de febrero de 2024

Poema 552. Ecopoemas.

Nicanor Parra. Chile, 1914-2018


Ecopoemas


Ya no pedimos pan

techo

ni abrigo

nos conformamos con un poco de aire

EXCELENCIA!

Poema 551. Memorándum.

Patricia García-Rojo. España, 1984.


MEMORÁNDUM


haz del pecho un prado

y no una jaula.

Poema 550. De la retacería hasta mi casa...

Iris Rivera. Buenos Aires, 1950.


de la retacería hasta mi casa

viene lloviendo un hilo

que sale de la tela

con la que fue tejida mi camisa

aquella

en la máquina Singer de mi vieja

que llovía a chaparrones

y me arrulla

ahora mismo

su sonido a pedal

a tormenta de noche

Poema 549. Tus células...

Xi Chuan. Xuzhou, 1963.


Tus células. Tu estrella. Tu escondite. Tu esquina. La puerta de tu casa. Tu silla sin pintar.


Una nube blanca se detiene en el cielo, como un tambo flamante.

Una araña trepa por mi espalda. Yo estoy absorto hace un rato mirando la tierra.


Antes de que aparecieras, yo casi no era yo mismo.

Aunque los tiburones mordían en el agua y los tigres atacaban en el bosque,

esta ciudad vacía necesitaba que golpearas con tus dedos el vaso y la mesa.


Así que necesitaba que emergieras de la nada, o que bajaras de un techo.

Así que buscaba frenéticamente tus huellas en el vidrio.


¿Pero quién sos? ¿Tenés un hermano mayor, una hermana menor? ¿En qué lugar naciste?

Sos como un invitado que no llega nunca a una cena,

y cuando al fin venís, extendés tus manos para abrazar puro viento.


Una brisa ligera a veces trae una lluvia feroz, y luego es la noche de las comadronas, y luego la mañana de los barrenderos.


Tengo pensamientos disparatados acerca del comienzo secreto de todo.

Dejame que te agarre la mano.


Vestida con esas medias largas, como una diosa de la antigüedad, parecés inventada.


Mirá, mis manos son más grandes que las tuyas, mis pies más sucios que los tuyos, pero compartimos la misma luz, y la misma oscuridad asimila nuestro miedo y nuestro coraje.

¿Pero quién sos?

¿En qué te basás para existir?

Poema 548. La raíz encuentra la raíz...

Martín Di Benedetto. Puerto Madryn, 1986.


la raíz encuentra la raíz

pero no busca.

todo lo que acontece a un árbol

es ser.

te preguntaste

cuándo vendrá el otoño

en pleno verano

las calles vacías hablan más

que las calles llenas

buscar tu amor mientras caminás

es una vida corta.

pero esto es sólo cielo

esto es sólo baldosa

esto es sólo puerta:

te juro que es lo mismo

aunque busques detrás

en realidad es todo junto.

siempre se agota el tiempo

esa es la trampa de lo eterno

darse cuenta

que no hay adelante

que no hay atrás.

Poema 547. Uno. Voy a dejar de mentir...

Lola Arias. Buenos Aires, 1976.


Uno. Voy a dejar de mentir. Voy a dejar de fumar. Voy a dejar de tener miedo a la oscuridad. Dos. Nunca más voy a cometer errores porque es de noche o hace frío o tengo sobre la cabeza una nube melancólica. Tres. Tengo que dejar de perder el tiempo. Cuando llegue a casa voy a ponerme a escribir. No voy a atender el teléfono ni a comer los restos de mi heladera ni a leer todos esos libros que esperan como rascacielos en la mesita de luz. Cuatro. Mañana voy a cumplir treinta años. En lugar de hacer una fiesta voy a meterme en la bañadera a leer mis diarios viejos. ¿A qué edad termina la juventud?. Cinco. No escucho mi corazón debajo del agua. Podría morir ahora y no me daría cuenta. Si me muero quiero ser quemada y que mis cenizas vayan al mar o al río o que las tiren en el inodoro. Prefiero estar muerta debajo del agua que debajo de la tierra. Seis. Tengo que aprender a respirar mejor. Me gustaría que el aire saliera de mí sin que me diera cuenta, como si fuera una sirena hundida en una bañadera.

Poema 546. Esta canción se autodestruirá...

Jillian Kwon. Los Ángeles, 1988.


Esta canción se autodestruirá.

En algunos segundos, solamente,

mientras vos caminás bajo los árboles

y el sol te va borrando la mirada.

Esta canción se autodestruirá.

Poema 545. Mensaje.

Allen Ginsberg. Estados Unidos, 1926-1997.


Mensaje


Desde que empezamos a cambiar

parrandear girar trabajar

llorar & mear juntos

me despierto por la mañana

con un sueño en los ojos

pero tú estás lejos en Nueva York

recordándome Bueno

te amo te amo

y tus hermanos están locos

acepto sus alcohólicos casos

Hace demasiado que estoy solo

hace demasiado que me siento en la cama

sin que nadie acaricie mi rodilla,

hombre o mujer qué me importa ahora,

yo quiero amor

para eso nací

quiero que estés conmigo

Barcos transoceánicos hirviendo sobre el Atlántico

Delicadas estructuras de rascacielos sobre Lakehurst

Seis mujeres desnudas bailando juntas

sobre una plataforma roja

Las hojas están verdes ahora en todos los árboles de París

Estaré en casa dentro de dos meses

y te miraré a los ojos.

Poema 544. Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa...

Jean Cocteau. Francia, 1889-1963.


mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa

decidí salvar el fuego

no tengo dónde vivir pero el fuego vive en mí

y me defiende discretamente de todo lo impuro

mi futuro ya no es importante

sólo cuenta la intensidad del instante

Poema 543. Movimiento.

Irene Gruss. Buenos Aires. 1950-2018.


movimiento 


Una mujer sola frente al mar

es más majestuosa que él.

Puede pasar una gaviota

augurando la muerte

o puede caer el sol, humedeciendo

las lonas de las carpas

hasta apagarlas,

pero una mujer

frente al mar

mece su soledad como una dueña

y no se estremece.

La luz

del mar tiene la importancia

y el movimiento de su ánimo, de su alma.

El viento suena alrededor

de la mujer

y la despierta:

ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,

el sol caído, el sonido del mar

carpas levantadas,

el viento que lo da vuelta

todo.

Poema 542. Ha visto las palmeras de su plaza...

Circe Maia. Montevideo, 1932.


Ha visto las palmeras de su plaza

casi al amanecer o cuando cae

la sombra y ha cruzado

-y siempre en diagonal- al mediodía.


Esas palmeras, esas anchas calles

por donde el paso anuda

sus rápidas puntadas

¿no son acaso suyas?


Más bien es al revés: él es de ellas

y ahora lo descubre.


Ellas: él mismo en ellas

caminante y camino.

Poema 541. Resurrección.

Roberto Bolaño. Chile, 1953-España, 2003.


RESURRECCIÓN


La poesía entra en el sueño

como un buzo en el lago.

La poesía, más valiente que nadie,

entra y cae

a plomo

en un lago infinito como Loch Ness

o turbio e infausto como el lago Batalón.

Contempladla desde el fondo:

un buzo 

inocente

envuelto en las plumas

de la voluntad.

La poesía entra en el sueño

como un buzo muerto

en el ojo de Dios.

viernes, 9 de febrero de 2024

Poema 540. El día que más te extrañé...

Franco Rivero. Corrientes, 1981.


el día que más te extrañé estaba cocinando

el tiempo había cambiado cayó viento

y empezó a llover

cortó la luz

primero abrí una ventana para sentir

el olor a lluvia

pelaba una papa y el corazón me pelaba el rostro

pelaba otra papa y el corazón me seguía pelando el rostro

así que dejé todo como estaba

me saqué la ropa y fui a la lluvia

jugué como se juega cuando se quiere llorar

salté el tiempo suficiente para que el corazón

bajara

del cuello

no hizo falta que llore

la lluvia me había desahogado

la lluvia siempre me ha desahogado

volví y mi piel olía a mal tiempo

me sequé apenas

seguí cocinando

en absoluta coherencia

pelaba el corazón en las papas que quedaban

y el rostro ocupaba el lugar del corazón

Poema 539. El beso.

Anne Sexton. EEUU 1928-1974


El beso


Mi boca florece como una herida.

He estado equivocada todo el año, tediosas

noches, nada sino ásperos codos en ellos

y delicadas cajas de Kleenex, llamando llora bebé

¡llora bebé, tonto!


Antes de ayer mi cuerpo estaba inútil.

Ahora está desgarrándose en sus rincones cuadrados.

Está desgarrando los vestidos de la Vieja Mary, nudo anudo

y mira, ahora está bombardeada con esos eléctricos cerrojos.

¡Zing! ¡Una resurrección!


Una vez fue un bote, bastante madera

y sin trabajo, sin agua salada debajo

y necesitando un poco de pintura. No había más

que un conjunto de tablas. Pero la elevaste, la encordaste.

Ella ha sido elegida.


Mis nervios están encendidos. Los oigo como

instrumentos musicales. Donde había silencio

los tambores, las cuerdas están tocando irremediablemente. Tú hiciste esto.

Puro genio trabajando. Querido, el compositor ha entrado

al fuego.

Poema 538. 17.

Roberto Juarroz. Coronel Dorrego, 1925 - Temperley, 1995.


17


Hay que caer y no se puede elegir dónde.

Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,

cierta pausa del golpe,

cierta esquina del brazo

que podemos torcer mientras caemos.


Es tan sólo el extremo de un signo,

la punta sin pensar de un pensamiento.

Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos

y la miseria azul de un Dios desierto.


Se trata de doblar algo más una coma

en un texto que no podemos corregir.

Poema 537. Tilda se desliza en la arena.

Tamara Padrón Abreu. Miraflores, Lima, Perú.


Tilda se desliza en la arena 


Tilda 

tiene cuatro direcciones 

cuatro direcciones como el poema. 

Es impecable 

sabe mantener la distancia 

entre sus dedos y el humo 

entre la carne, el gesto y alguien 

que pueda decir con más precisión 

lo que se me escapa en estas líneas. 


Tilda 

es inestable 

como los balcones de madera 

en la atemporal ciudad de Cusco, 

conoce secretos de los bereberes, 

aprendió a desplazarse sobre granos de arena, 

también aprendió que nadie posee 

un juego de piernas tan ligero 

como para no ser derrotado 

por su propia sombra. 


Su padre era noble 

pero bien podría haber sido un carnicero 

su madre bebía demasiado para recordarla, 

tuvo un hermano hermoso 

no está segura.

Poema 536. Escribir.

Leila Guerriero. Junín, 1967.


ESCRIBIR


Hay que amasar el pan. Hay que amasar el pan con brío, con indiferencia, con ira, con ambición, pensando en otra cosa. Hay que amasar el pan en días fríos y en días de verano, con sol, con humedad, con lluvia helada. Hay que amasar el pan sin ganas de amasar el pan. Hay que amasar el pan con las manos, con la punta de los dedos, con los antebrazos, con los hombros, con fuerza y con debilidad y con resfrío. Hay que amasar el pan con rencor, con tristeza, con recuerdos, con el corazón hecho pedazos, con los muertos. Hay que amasar el pan pensando en lo que se va a hacer después. Hay que amasar el pan como si no fuera a hacerse nada, nunca más, después. Hay que amasar el pan con harina, con agua, con sal, con levadura, con manteca, con sésamo, con amapola. Hay que amasar el pan con valor, con receta, con improvisación, con dudas. Con la certeza de que va a fallar. Con la certeza de que saldrá bien. Hay que amasar el pan con pánico a no poder hacerlo nunca más, a que se queme, a que salga crudo, a que no le guste a nadie. Hay que amasar el pan todas las semanas, de todos los meses, de todos los años, sin pensar que habrá que amasar el pan todas las semanas de todos los meses de todos los años: hay que amasar el pan como si fuera la primera vez. Habrá que amasar el pan cuando ella se muera, hubo que amasar el pan cuando ella se murió, hay que amasar el pan antes de partir de viaje, y al regreso, y durante el viaje hay que pensar en amasar el pan: en amasar el pan cuando se vuelva a casa. Hay que amasar el pan con cansancio, por cansancio, contra el cansancio. Hay que amasar el pan sin humildad, con empeño, con odio, con desprecio, con ferocidad, con saña. Como si todo estuviera al fin por acabarse. Como si todo estuviera al fin por empezar. Hay que amasar el pan para vivir, porque se vive, para seguir viviendo. Escribir. Amasar el pan. No hay diferencia.

Poema 535. Las décadas no han pasado...

Juana Bignozzi. Bs As, 1937-2015


Las décadas no han pasado

yo camino sola en la luz de la tarde

en las vidas paralelas de los hombres que he tocado

soy el gran escenario y el mayor espectáculo

nadie cree en la desesperación de los inteligentes

ni en los pactos

en los que siempre pierden los lúcidos

la luz que ahuyenta los visitantes nocturnos

y alimenta los signos de la vida

seguirá encendiéndose en otro lugar.

Poema 534. Lógica de mercado.

Cecilia Fresco. Buenos Aires, 1969.

 

LÓGICA DE MERCADO


Cuando te dicen que vienen

por las riquezas

no quieren que les prepares

un par de huevos fritos

de esos todavía tibios

recién juntados en el gallinero

ni piden un revuelto

de arvejas, las dulcitas

que cosechaste esta tarde.

Cuando te dicen que vienen

por el agua

no pretenden

un chapuzón, un baño tibio

un vasito bien frío

para calmar la sed.

Cuando te dicen que vienen

por la tierra

no quieren un terreno

soleado

dónde construir su casa

ni piden unos baldes

de tu abono especial

ese con el que hacés brotar

hasta las piedras.

Esta gente es muy rara

no digo que se coman a los niños

lo que no quieren

es que los niños coman.

No es que beban tanto

o rieguen demasiado

es que envenenan el agua para lavar tesoros

que esconden, que custodian, que no disfruta nadie.

No es

que adoren la tierra

ni la contemplen en toda su extensión

en su verde esperanza

es

que por algún motivo

que no alcanzamos a entender

quieren

tierra libre de gente

bosques libre de árboles

agua libre de peces.

No hay modo de estar vivo

entre esta gente.

Poema 533. Insectario.

Hernán Miranda Casanova. Chile, 1941


[INSECTARIO]


Yo me enamoré una vez de una muchacha maravillosa

y los dos preferíamos los vanos de las puertas,

los rincones más oscuros de los cines,

de las plazas públicas.

Huíamos de la luz como los fantasmas que éramos en realidad

y esperábamos la noche

y apagábamos todas las luces para hacernos el amor.

Yo gustaba de recorrer todo su cuerpo

centímetro a centímetro

como un escarabajo por las habitaciones en tinieblas.

Y ella tenaz y laboriosa como ninguna

tejía y destejía en silencio su tela sobre mis labios.

Un día nos equivocaríamos de grieta

o la luz del día nos ahuyentó en opuestas direcciones

y nos perdimos de vista entre la multitud.


De ese tiempo,

mi sensación de llevar antenas en la frente

y los ojos facetados.


De ese tiempo,

mis pestañas sensibles a la luz del sol

y mi forma de andar

de insecto extraviado entre los hombres.

Poema 532. El derecho a la vida.

Marge Piercy. Estados Unidos, 1936.


EL DERECHO A LA VIDA


Una mujer no es un árbol de peras

inconsciente y fecundo del que caen los frutos

al mundo. Hasta los perales

se llenan un año y descansan al siguiente.

En los huertos descuidados cae la fruta

tibia y madura en el pasto, y los árboles se elevan

nudosos para regalo de los pájaros, a cuarenta pies de altura

entre espinas de una pulgada de largo,

que estallan con atavismo en la suave madera.  


Una mujer no es una canasta en la que escondes

tus panecillos para mantenerlos calientes. No es una gallina

ponedora bajo la que deslizas huevos de pato.

No es la bolsa donde guardas el dinero

de tus hijos para usarlo después en tus guerras.

No es un banco donde tus genes ganan intereses

y mutaciones interesantes bajo esta lluvia

sucia. Tú tampoco lo eres.  


Siembras maíz y lo cosechas

para comer o vender. Llevas las ovejas

a engordar a los pastos para enviarlas después

al matadero, por la carne. Partes la montaña

en dos para abrir un camino, excavas

las altas mesetas por carbón y dejas las aguas

barrosas por millas, por años.

Y los peces mueren, pero no son tuyos

hasta que te los quieres comer.


Pero ahora quieres legislar derechos mineros sobre la mujer.

Reclamas títulos sobre sus pastizales, para engordar el ganado;

sobre sus campos, para cultivar bebés como si fueran

lechugas. Y amas a los niños tan profundamente

que ninguno sufre hambre, ninguno llora

sin que le atiendan cuando la madre

trabaja, a ninguno le falta fruta fresca,

ninguno mastica plomo o tose hasta morir.

Y tus orfanatos están vacíos. Seguro que cada mediodía

tus mejores restaurantes le sirven bistec a los niños pobres.


En este mismo momento, a las nueve, una partera

le hace, sobre una mesa, un aborto

a una madre soltera de Texas que no puede obtener ayuda

del seguro. En cinco días morirá

de tétanos, y su niña llorará

y será llevada lejos. En la casa de al lado, el marido

y la mujer le clavan alfileres al hijo

que no quisieron. Y le explicarán

por horas lo malo que es,

y cómo le hace falta un poco de disciplina.


Todos nacemos de mujer, en la rosa

del vientre mamamos la sangre de la madre

y cada bebé que nace tiene el derecho de que lo amen,

como cada planta tiene derecho al sol. Cada niño que nace

sin amor es una deuda que ha de cobrarse

en veinte años con intereses, un odio

en busca de su blanco, un dolor

que causará dolor. Diez años de agua bajo los puentes

un niño grita, una mujer cae, una sinagoga es incendiada,

se forma un pelotón de fusilamiento, se aprieta

un botón rojo y el mundo arde.


Yo escojo lo que entra en mí; lo que se vuelve

carne de mi carne. Sin mis opciones, no viven la política

ni la ética. Yo no soy tu campo de maíz

ni tu mina de uranio; no soy tu ternera

de engorde, tu vaca de leche.

No me usarás como fábrica.

Los curas y los congresistas no son dueños

de acciones sobre mi vientre o mi mente.

Este es mi cuerpo. Si te lo doy

quiero que me lo devuelvas. Mi vida

es un derecho no negociable.

Poema 531. La historia verdadera...

Margaret Atwood. Canadá, 1939.


La historia verdadera está 

entre las otras historias,

un lío de colores, como la ropa revuelta,

tirada o desparramada,

como los corazones sobre el mármol, como las sílabas

como las sobras del carnicero.

La historia verdadera es mezquina

y múltiple y falsa

después de todo. ¿Para qué 

la querés? Nunca preguntes

por la historia verdadera.

Poema 530. La revolución no va a ser por internet.

Ezequiel Zaidenwerg. Buenos Aires, 1981.


LA REVOLUCIÓN NO VA A SER POR INTERNET (CÓVER DE GIL SCOTT-HERON)


No te vas a poder quedar en casa, amigue.

No vas a poder desactivar el roaming ni colgarte al Wi-Fi del vecino.

No vas a poder colgarte jugando al Candy Crush,

ni mirando las fotos de gatitos en Facebook,

porque la revolución no va a ser por internet.

La revolución no va a ser por internet.

La revolución no se va a ver con filtros de Snapchat o de Instagram,

en blanco y negro vintage o predeciblemente sólo en blanco.

La revolución no va ser por drone, ni se va a organizar en la deep web,

ni va a estallar cuando se filtre el sex tape de Donald Trump, Marine Le Pen y Putin

gozando como chanchos con las manos de Perón restauradas

con nail art colorinche y germicida en gel.

La revolución no va a ser por internet.

La revolución no va a salir en exclusiva en Netflix, producida por Tom Hanks, dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Miley Cyrus, porque lo progre no quita lo coqueto.

La revolución no te va a esculpir milimétricamente los abdominales que siempre soñaste,

ni te va a dotar de un portentoso miembro prensil,

ni te va a hacer crecer la barba de leñador más fuerte y más sedosa,

porque la revolución no va a ser por internet, amigue.

La revolución no te va a borrar por dermoabrasión

ese tatuaje del Che que te hiciste en los noventa.

No va aumentar el tráfico de tu página web, no te va a dar miles de likes,

no te va a hacer un tuítstar ni un semental de Tinder.

La revolución, si es, no va a ser cosa de varones.

La revolución no va a ser por internet.

No vas a ver por streaming a la yuta reprimiendo,

meta bala de goma y gases lacrimógenos,

porque dice mi abuela que le dijo un taxista

que lo escuchó en la radio que a esos cabecitas negras

al final no les gusta laburar, y acá necesitamos un país en serio,

una revolución de la alegría.

Ya nadie va a dejar comentarios anónimos

en la web de los diarios, y nadie va a mirar

Bailando por un sueño ni Almorzando con Mirtha

ni Fútbol de primera, y ni hablar de La noche del domingo

y las Gatitas y ratones de Porcel.

Y los pibes, en vez de cazar Pokemones,

van a estar en la calle buscando algo mejor.

La revolución no va a ser por internet.

No va a ser trending topic, ni van a hablar de ella en un documental

coproducido por la UNESCO y Goldman Sachs que mencione al pasar a #NiUnaMenos,

narrado por los hijos importados de Brad Pitt y Angelina.

La banda de sonido no va a ser de U2 ni Manu Chao.

Calle 13 tampoco va a poner su granito de arena, y de Silvio ni hablar:

todavía va a estar buscando su unicornio.

La revolución no va a ser por internet.

La revolución no va a ser monetizable por Adsense, pero si vos querés

vas a poder ponerla en tu perfil de LinkedIn que, como todo el mundo sabe,

es la mentira más piadosa del capitalismo.

La revolución no va a pasar el desafío de la blancura.

La revolución no va a sacar el tigre que hay en vos, ni el emprendedor.

La revolución no te va a limpiar el inodoro, ni la conciencia biempensante.

La revolución no te va a poner la camiseta, ni los pantalones.

La revolución te va a obligar a ponerte las pilas.

La revolución no va a estar en todos tus dispositivos, amigue.

La revolución va a ser en vivo.

Poema 529. Manifiesto.

Pedro Lemebel. Chile, 1952-2015.


Manifiesto (hablo por mi diferencia)


No soy Passolini pidiendo explicaciones

No soy Ginsberg expulsado de Cuba

No soy un marica disfrazado de poeta

No necesito disfraz

Aquí está mi cara

Hablo por mi diferencia

Defiendo lo que soy

Y no soy tan raro

Me apesta la injusticia

Y sospecho de esta cueca democrática

Pero no me hable del proletariado

Porque ser pobre y maricón es peor

Hay que ser ácido para soportarlo

Es darle un rodeo a los machitos de la esquina

Es un padre que te odia

Porque al hijo se le dobla la patita

Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro

Envejecidas de limpieza

Acunándote de enfermo

Por malas costumbres

Por mala suerte

Como la dictadura

Peor que la dictadura

Porque la dictadura pasa

Y viene la democracia

Y detrasito el socialismo

¿Y entonces?

¿Qué harán con nosotros compañero?

¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos

con destino a un sidario cubano?

Nos meterán en algún tren de ninguna parte

Como el barco del General Ibañez

Donde aprendimos a nadar

Pero ninguno llegó a la costa

Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas

Por eso las casas de caramba

Le brindaron una lágrima negra

A los colizas comidos por las jaibas

Ese año que la Comisión de Derechos Humanos

no recuerda

Por eso compañero le pregunto

¿Existe aún el tren siberiano

de la propaganda reaccionaria?

Ese tren que pasa por sus pupilas

Cuando mi voz se pone demasiado dulce

¿Y usted?

¿Qué hará con ese recuerdo de niños

Pajeandonos y otras cosas

En las vacaciones de Cartagena?

¿El futuro será en blanco y negro?

¿El tiempo en noche y día laboral

sin ambigüedades?

¿No habrá un maricón en alguna esquina

desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?

¿Van a dejarnos bordar de pájaros

las banderas de la patria libre?

El fusil se lo dejo a usted

Que tiene la sangre fría

Y no es miedo

El miedo se me fue pasando

De atajar cuchillos

En los sótanos sexuales donde anduve

Y no se sienta agredido

Si le hablo de estas cosas

Y le miro el bulto

No soy hipócrita

¿Acaso las tetas de una mujer

no lo hacen bajar la vista?

¿No cree usted

que solos en la sierra

algo se nos iba a ocurrir?

Aunque después me odie

Por corromper su moral revolucionaria

¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?

Y no hablo de meterlo y sacarlo

Y sacarlo y meterlo solamente

Hablo de ternura compañero

Usted no sabe

Cómo cuesta encontrar el amor

En estas condiciones

Usted no sabe

Qué es cargar con esta lepra

La gente guarda las distancias

La gente comprende y dice :

Es marica pero escribe bien

Es marica pero es buen amigo

Super-buena onda

Yo acepto al mundo

Sin pedirle esa buena onda

Pero igual se ríen

Tengo cicatrices de risas en la espalda

Usted cree que pienso con el poto

Y que al primer parrilazo de la CNI

lo iba a soltar todo

No sabe que la hombría

Nunca la aprendí en los cuarteles

Mi hombría me la enseño la noche

Detrás de un poste

Esa hombría de la que usted se jacta

Se la metieron en el regimiento

Un milico asesino

De esos que aún están en el poder

Mi hombría no la recibí del partido

Porque me rechazaron con risitas

Muchas veces

Mi hombría la aprendí participando

En la dura de esos años

Y se rieron de mi voz amariconada

Gritando: Y va a caer, y va a caer

Y aunque usted grita como hombre

No ha conseguido que se vaya

Mi hombría fue la mordaza

No fue ir al estadio

Y agarrarme a combos por el Colo Colo

El fútbol es otra homosexualidad tapada

Como el box, la política y el vino

Mi hombría fue morderme las burlas

Comer rabia para no matar a todo el mundo

Mi hombría es aceptarme diferente

Ser cobarde es mucho más duro

Yo no pongo la otra mejilla

Pongo el culo compañero

Y esa es mi venganza

Mi hombría espera paciente

Que los machos se hagan viejos

Porque a esta altura del partido

La izquierda tranza su culo lacio

En el parlamento

Mi hombría fue difícil

Por eso a este tren no me subo

Sin saber dónde va

Yo no voy a cambiar por el marxismo

Que me rechazó tantas veces

No necesito cambiar

Soy más subersvo que usted

No voy a cambiar solamente

Porque los pobres y los ricos

A otro perro con ese hueso

Tampoco porque el capitalismo es injusto

En Nueva York los maricas se besan en la calle

Pero esa parte se la dejo a usted

Que tanto le interesa

Que la revolución no se pudra del todo

A usted le doy este mensaje

Y no es por mí

Yo estoy viejo

Y su utopía es para las generaciones futuras

Hay tantos niños que van a nacer

Con una alita rota

Y yo quiero que vuelen compañero

Que su revolución

les dé un pedazo de cielo rojo

Para que puedan volar.

Poema 528. Nota mental.

Paula Maffía. Buenos Aires, 1983.


Nota mental


Aprender a irse 

de los lugares

donde una

no quiere estar,

aún incluso

cuando estos lugares

te elijan.

Poema 527. Manifiesto.

Amelia Biagioni. Argentina, 1916-2000.


Manifiesto


Yo me resisto,

en la calle de los ahorcados,

a acatar la orden

de ser tibia y cautelosa,

de asirme a la seguridad,

de acomodarme en la costumbre,

de usar reloj y placidez,

aventura a cuerda,

palabra pálida y mortal

y ojos con límites.

 

Yo me resisto,

entre las muelas del fracaso,

a cumplir la ley de cansarme,

de resignarme,

de sentarme en lo fofo del mundo

mortecina de una espada lánguida,

esperando el marasmo.

 

Yo me resisto,

acosada por silbatos atroces,

a la fatalidad

de encerrarme y perder la llave

o de arrojarme al pozo.

 

Con toda la médula

levanto, llevo, soy el miedo enorme,

y avanzo,

sin causa, 

cantando entre ausentes.

Poema 526. La muesca de mis hijos.

Cristian Aliaga. Tres Cuervos, 1962.


La muesca de mis hijos


La muesca de mis hijos

sobre el cuerpo, sus

mordiscos de luz

que me desangran.

Su resistirme, su aura

que no cesa, lo que yo

recuerdo de ellos, lo que ellos

olvidan de mí.

La profundidad de un océano

donde nadamos, o donde simulé

enseñarles a respirar

sin oxígeno.

Los viajes en que el juicio

se suspendía, y ellos eran otros, 

y yo el otro que no era

el imbécil de todos los días.


Y ellos resplandecen sin mí,

y eso es un Viaje Grande.

Poema 525. Mi corazón era un hotel.

Alejandro Schmidt. Córdoba 1955-2021.


Mi corazón era un hotel


mi corazón era un hotel

vestidos de fiesta

los huéspedes se iban sin pagar

a los portazos

es cierto

a veces

una mujer lloró en sus ventanas

hasta cansarse

es cierto

yo era el que lustraba los zapatos

es cierto

hubo temporadas malas

problemas de humedad

palmeras muertas

todo eso es cierto

también la luna

y el loco que cantaba

mi corazón era un hotel

ahora parece una casa

una casita blanca.

Poema 524. Sé que vendrá la noche de mi muerte...

Aurora Venturini. La Plata, 1922-2015.


Sé que vendrá la noche de mi muerte

entre una doble floración de lilas,

con balido de oveja, con cencerro,

con olor a naranja mandarina.


Mi alma por los campos

será otoño de fiesta

y desde el agua inquieta de la infancia

volveré como quiera.


Y seré lo que quise ser, un árbol,

una leve mariposa leve,

el corazón helado de la lluvia

y el surco en que se vierte.


Y seré lo que quise ser, un río,

un mapa, un perro. Noche de mi muerte

vendrá muy sola por el campo solo,

callada y bellamente.

Poema 523. Cae y cae el rocío...

Matsuo Bashō. Japón, 1644-1694.


Cae y cae el rocío;

¿qué tal si yo lo usara

para limpiar el mundo?

Poema 522. Para vivir en este mundo...

Mary Oliver. Estados Unidos, 1935-2019.


Para vivir en este mundo

debés ser capaz

de hacer tres cosas:

amar lo que es mortal;

aferrarte a él

con tus huesos sabiendo

que tu propia vida depende de ello;

y, cuando el tiempo llegue de soltarlo,

soltarlo.

Poema 521. Mi vida fue el poema...

Henry David Thoreau. Estados Unidos, 1817-1862.


Mi vida fue el poema que quería 

escribir, pero no: porque vivía.

Poema 520. Se les enfría el corazón...

Safo. Mitilene, Lesbos 650-610 a.C-Léucade 580 a.C


Se les enfría el corazón 

y pliegan las alas.

Poema 519. El guardián del hielo.

José Watanabe. Perú, 1945 - 2007.


El guardián del hielo


Y coincidimos en el terral

el heladero con su carretilla averiada

y yo

que corría tras los pájaros huidos del fuego

de la zafra.

También coincidió el sol.

En esa situación cómo negarse a un favor llano:

el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.

Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…

El hielo empezó a derretirse

bajo mi sombra, tan desesperada

como inútil


Diluyéndose

dibujaba seres esbeltos y primordiales

que sólo un instante tenían firmeza

de cristal de cuarzo

y enseguida eran formas puras

como de montaña o planeta

que se devasta.

No se puede amar lo que tan rápido fuga.

Ama rápido, me dijo el sol.

Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,

a cumplir con la vida:

Yo soy el guardián del hielo.

Poema 518. Más vieja.

Sharon Olds. Estados Unidos, 1942.


MÁS VIEJA


Cuanto más vieja me pongo, más me siento

casi hermosa- no mi cara, una cara común,

puritana, sino mi cuerpo. Y tendré

cincuenta, pronto, mi cuerpo

se marchita, huesudo, y me gusta su

rugosidad plateada, la piel que se afina,

la superficie de un lago rizada por el viento, un espectro

arrugado, un pliegue de humo. Sin embargo

cuando miro hacia abajo puedo ver, a veces,

cosas que, si las viera una mujer joven, la harían

gritar como en una película de terror,

quedo convertida en bruja en un instante—si me inclino

lo suficiente, puedo ver la piel fina

de mi estómago frunciéndose

y colgando en pequeños picos, como yeso fresco.

Y sin embargo puedo imaginarme a los ochenta, hecha

enteramente, por fuera, de eso,

y haciendo el amor con la misma dignidad

animal, el túnel todavía igual

al interior de una bráctea color frambuesa.

De pronto me veo joven a mí misma

al lado de esa octogenaria, me veo

como su hija, mi carne suelta y drapeada

muestra los ángulos largos de estos extraños

huesos como las manijas de utensilios de cocina hechos en el cielo.

Cuando era más joven, me veía a mí misma,

a veces, como el tosco dibujo de una hembra—

los pechos, el destello de las caderas de los años 40—

pero este grisáceo ser abollado es confortable como

una vieja prenda favorita, es casi

amable, ahora, para mí. Por supuesto, es

el amor de él el que estoy viendo, el trabajo de su pulgar

sobre este centavo de la suerte —cinco veces

cinco años en su bolsillo. Quizás

aún si me muriera, él no me vería fea.

A veces, ahora, bailo

como humo chato sobre una chimenea.

A veces, ahora, creo que vivo

en el lugar donde se hace la bebida solemne, salvaje

de acabar, no estoy todo el día acabando,

pero vivo todo el día en el lugar donde eso se hace.

Poema 517. Será entonces la dicha...

Emily Dickinson. Estados Unidos, 1830-1886.


¿Será entonces la Dicha un Precipicio

que no me deja dar un paso en falso

por miedo a que el calzado se me arruine?


Prefiero que mis pies se den el gusto

a cuidar los Zapatos –

porque en cualquier zapatería una

puede comprar

un nuevo Par –


Mas la Dicha se vende una vez sola.

Perdida la Patente

nadie podrá comprarla nunca más –

Díganme, Pies, decidan la cuestión

¿debe cruzar la Señorita, o no?

¡Expídanse, Zapatos!

Poema 516. Libación.

Denise Levertov. Reino Unido, 1923-1997 EEUU.


LIBACIÓN


Levantando los vasos, con una sonrisa

nos deseamos no suerte

sino felicidad. Después de media vida con

y sin suerte

sabemos que es necesario más que eso.

No importa si tomamos

jugo de tomate en vez de vino o whisky--

Sabemos lo que queremos decir,

y el jugo rojo de esos frutos virtuosos

es algo que apreciamos los dos.

Te recuerdo maravillado, como ante un milagro,

al verlos en las enredaderas robustas

del invernadero de mis tíos

¡listos para arrancar y comer con el desayuno!

Teníamos veintitrés años y un hambre insaciable...

Entonces coincidimos en los tomates- ¿y en la felicidad?

Sí, en eso también: queremos decir, crecer, ramificarse;

dar hojas, capullos, frutos; y el olor punzante de los sueños.

Queremos decir, conocer a alguien tanto

no, más, de lo que nos conocimos nosotros.

Y que nos conozcan. Nos deseamos

la suerte de no necesitar suerte. Echo

entonces, un poco de sal y de pimienta

en mi jugo, con el gesto antiguo;

¿Y qué habría de malo

en derramar medio vaso

para los dioses?

Sonreímos.

Después de estos meses de dolor empezamos

a admitir que nuestras vidas nuevas comenzaron.