Cristian Aliaga. Tres Cuervos, 1962.
La muesca de mis hijos
La muesca de mis hijos
sobre el cuerpo, sus
mordiscos de luz
que me desangran.
Su resistirme, su aura
que no cesa, lo que yo
recuerdo de ellos, lo que ellos
olvidan de mí.
La profundidad de un océano
donde nadamos, o donde simulé
enseñarles a respirar
sin oxígeno.
Los viajes en que el juicio
se suspendía, y ellos eran otros,
y yo el otro que no era
el imbécil de todos los días.
Y ellos resplandecen sin mí,
y eso es un Viaje Grande.
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