domingo, 5 de noviembre de 2023

Poema 472. La tarde es una inmensa gota gris...

Idea Vilariño. Uruguay, 1920-2009.


La tarde es una inmensa gota gris

de un licor imposible que sobrepasó el ámbar. 

Hundida en la penumbra yo quisiera decir

la tarde es una inmensa flor azul. Pero

la tarde es una inmensa gota gris

y yo no puedo nada.


La tarde cae y cae sobre mí

desde una inmensa cúpula de plata. 

Entre la sombra espesa con olor a jazmín

soy una sombra espesa con olor a jazmín

que ya no espera nada. 


La tarde es una inmensa gota gris 

y es una inmensa cúpula de plata, 

y yo qué soy, qué soy en la tarde sin fin.

Sólo la sombra espesa con olor a jazmín 

de una sombra, de nada.

Poema 471. Por si no logro ser un buen padre.

Fernando Canzani. Buenos Aires, 1982. 


POR SI NO LOGRO SER UN BUEN PADRE


Es extraño, pero desde que era un chico 

subrayo frases que me parecen geniales

y guardo anotaciones propias 

para que mi hijo del futuro las encuentre


un museo de la culpa que fui construyendo 

cuidadosamente  

por si no logro ser un buen padre

por si mi hijo no puede quererme

pienso que quizás encuentre el tesoro 

y de esa forma sepa que lo intenté

que siempre pensé en él


ahora estoy en una plaza

escucho a un padre decirle al hijo

quedate acá

donde pueda verte


recuerdo que alguna vez guardé un papel donde escribí:

tu abuelo después de ducharse se sentaba en el patio, sin remera

se peinaba tirante hacia atrás

se quedaba callado un rato largo

y yo me acercaba a mirarlo

a estar en silencio con él

sobre los vidrios del ventanal el sol

brillaba como si fuera de oro.

Poema 470. La última moneda.

Laura Yasán. Buenos Aires, 1960-2021.


LA ÚLTIMA MONEDA


así como el amor elige a los más débiles

para arrojar sus desperdicios

los mendigos eligen esas bocas

para besar


nada es tan puro


el hambre de la muerte

tiene una dentadura gigantesca

y sólo encuentra insectos en la oscuridad

pequeñas criaturas que arrojaron

la última moneda sin usar


nada es tan blando


debajo de la almohada

crece un nido de alambres

y el féretro del mundo

no deja de gritar que tu hora se acerca


nada es seguro


cada vez que acaricio la tersura

de la verdad

mis dedos sangran

jueves, 2 de noviembre de 2023

Poema 469. Para escribir una poesía...

Marwan Makhoul. Palestina, 1979.


Para escribir una poesía​​ 

que no sea política

debo escuchar a los pájaros.

Pero para escuchar a los pájaros

hace falta que cese el bombardeo.

Poema 468. Mantequilla de maní.

Eileen Myles, EEUU, 1949.


mantequilla de maní


Siempre tengo hambre

y ganas de tener

sexo. Esto es un hecho.

Si te tragas

la nueva

mantequilla de maní

no procesada sabe

a mierda  deberías

comprarla en un frasco, como

siempre, en el

supermercado más grande

que conozcas. Y

yo soy enemiga

del cambio, como

ya sabes. Todas

las cosas que

acepto como nuevas

son en

realidad cosas viejas,

relanzadas: nadar,

la sensación de

estar sucia en

cuerpo y alma,

el verano como un

tiempo para no

hacer nada y no hacer

dinero.  Rezar

como último re

curso. El placer

como medio,

y luego un

medio otra vez

sin fin a la vista. Estoy

en total oposición

a cualquier tipo de

meta. No tengo

deseo de saber

a dónde, cualquier cosa

me lleva.

Cuando hierve

el agua tomo

una taza de té.

Por accidente

leo todos los

trabajos de Proust.

Era verano

yo estaba ahí

y él también.

Escribo porque

me gustaría

ser utilizada en

los años después

de mi muerte. No

solo mi cuerpo

será composta

sino los pensamientos

que dejé durante

mi vida. Durante

mi vida fui

una mujer con

ojos almendrados. Afuera

de la ventana

hay un silo

torcido. Partes

de tu

cuerpo que pienso

cual franjas

que he tenido que

aprender

a amar. Nosotros

nadamos desnudos

en estanques y

escribo de-

trás de tu

espalda. Mis pensamientos

sobre ti no

son precisamente

prohibidos, sino

exaltados porque

son inútiles,

sin intenciones

de atraparte

porque yo

te tengo y tú

me amas. Es más bien

como el recreo

donde juego

con mi reflejo

de ti hasta

que vuelves

y dentro del

tú real yo

hundo mis

dientes. Contigo

yo sé cómo

relajarme. Y entonces

trabajo detrás de tu

espalda. Lo que

es encantador.

La naturaleza

está fuera de control

me dices y

eso es lo que es tan

bueno de

esto. Estoy inmoderadamente

enamorada de ti,

noqueada por todo

tu nuevo cabello blanco

por qué no debería

algo

que siempre he

conocido ser lo

mejor que

hay. Te amo

desde mi

infancia,

empezando ahí

donde

un día

como

el resto, casual

crecimiento y

brisas, amor

constante, un sand-

wich a medio

día,

un paso corto

en el tan

cotidiano

camino del

sol. Yo

bizqueo. Yo

guiño. Yo

aprovecho el

viaje.

Poema 467. El viudo.

David Ray. Oklahoma, 1932.


VIUDO


Ella lo cuidó tanto

que él rara vez levantó un dedo.

Así que sólo hasta ahora se coloca

cerca del fregadero y pela

su primera papa con el cuchillo para pelar

que ella dejó como legado. La papa

él nota, encaja en la mano humana,

está hecha para que lo haga, es uno

de esos milagros. Y ella lo supo todo este tiempo.

Poema 466. Fuerza de gravedad.

Gabriel Jiménez, Mendoza, 1982.


Fuerza de gravedad


me sentaría con el gato

en la medianera

a mirar

cómo se nos cae la noche

pero dudo

que las leyes de la física

y la medianera soporten




al gato,


la noche,




y mi caída eterna


de todos los días


a esta hora

Poema 465. La luna con gatillo.

Raúl González Tuñón. Buenos Aires, 1905-1974.


La luna con gatillo


Es preciso que nos entendamos.

Yo hablo de algo seguro y de algo posible.

Seguro es que todos coman

y vivan dignamente

y es posible saber algún día

muchas cosas que hoy ignoramos.

Entonces, es necesario que esto cambie.

El carpintero ha hecho esta mesa

verdaderamente perfecta

donde se inclina la niña dorada

y el celeste padre rezonga.

Un ebanista, un albañil,

un herrero, un zapatero,

también saben lo suyo.

El minero baja a la mina,

al fondo de la estrella muerta.

El campesino siembra y siega

la estrella ya resucitada.

Todo sería maravilloso

si cada cual viviera dignamente.

Un poema no es una mesa,

ni un pan,

ni un muro,

ni una silla,

ni una bota.

Con una mesa,

con un pan,

con un muro,

con una silla,

con una bota,

no se puede cambiar el mundo.

Con una carabina,

con un libro,

eso es posible.

¿Comprendéis por qué

el poeta y el soldado

pueden ser una misma cosa?

He marchado detrás de los obreros lúcidos

y no me arrepiento.

Ellos saben lo que quieren

y yo quiero lo que ellos quieren:

la libertad, bien entendida.

El poeta es siempre poeta

pero es bueno que al fin comprenda

de una manera alegre y terrible

cuánto mejor sería para todos

que esto cambiara.

Yo los seguí

y ellos me siguieron.

¡Ahí está la cosa!

Cuando haya que lanzar la pólvora

el hombre lanzará la pólvora.

Cuando haya que lanzar el libro

el hombre lanzará el libro.

De la unión de la pólvora y el libro

puede brotar la rosa más pura.

Digo al pequeño cura

y al ateo de rebotica

y al ensayista,

al neutral,

al solemne

y al frívolo,

al notario y a la corista,

al buen enterrador,

al silencioso vecino del tercero,

a mi amiga que toca el acordeón:

-Mirad la mosca aplastada

bajo la campana de vidrio.

No quiero ser la mosca aplastada.

Tampoco tengo nada que ver con el mono.

No quiero ser abeja.

No quiero ser únicamente cigarra.

Tampoco tengo nada que ver con el mono.

Yo soy un hombre o quiero ser un verdadero hombre

y no quiero ser, jamás,

una mosca aplastada bajo la campana de vidrio.

Ni colmena, ni hormiguero,

no comparéis a los hombres

nada más que con los hombres.

Dadle al hombre todo lo que necesite.

Las pesas para pesar,

las medidas para medir,

el pan ganado altivamente,

la flor del aire,

el dolor auténtico,

la alegría sin una mancha.

Tengo derecho al vino,

al aceite, al Museo,

a la Enciclopedia Británica,

a un lugar en el ómnibus,

a un parque abandonado,

a un muelle,

a una azucena,

a salir,

a quedarme,

a bailar sobre la piel

del Último Hombre Antiguo,

con mi esqueleto nuevo,

cubierto con piel nueva

de hombre flamante.

No puedo cruzarme de brazos

e interrogar ahora al vacío.

Me rodean la indignidad

y el desprecio;

me amenazan la cárcel y el hambre.

¡No me dejaré sobornar!

No. No se puede ser libre enteramente

ni estrictamente digno ahora

cuando el chacal está a la puerta

esperando

que nuestra carne caiga, podrida.

Subiré al cielo,

le pondré gatillo a la luna

y desde arriba fusilaré al mundo,

suavemente,

para que esto cambie de una vez.

Poema 464. La rama...

Macky Corbalán. Cutral Co, 1963-2014.

.

La rama, separada del

tronco, duerme el sueño

de su ser rama. Brilla, aún

húmeda de verde, algo sofocada.

A cierta distancia, el árbol

la mira dormir su sueño sin fin.

(La rama, poema 1, fragmento)

Poema 463. Poema de cumpleaños.

Ted Kooser. Estados Unidos, 1939.


POEMA DE CUMPLEAÑOS 


Apenas amanece, el sol levanta

su pesada cabeza pelirroja

por la enramada negra

a la espera de que alguien

con su balde

venga a buscar la luz blanca, espumosa

y, luego, un largo día en la pradera.

Yo también les dedico

mis días a pastar,

a gozar del verdor de cada instante

hasta que al fin la oscuridad me llama

y me pierdo en la noche con los otros

haciendo tintinear la campanita

de mi nombre.

Poema 462. Las preguntas son éstas...

Sandor Márai. Eslovaquia, 1900-1989. 


Las preguntas son éstas: ¿Quién eres? ¿Qué has querido de verdad? ¿Qué has sabido de verdad? ¿A qué has sido fiel o infiel? ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía? Estas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera.

Poema 461. Si viviera en Holanda...

Laura Devetach. Reconquista, 1936.


Si viviera en Holanda

yo sería de esa gente

que le va ganando tierra al mar.

Si estuviera en el Sahara

ganaría lluvias

cultivando rosas

sobre pausados camellos

que conocen la vivienda de las aguas.

Pero soy de aquí

y soy millones

vibrando en el cansancio elemental

de ganarles nuestra vida

a un puñado de crápulas.

Poema 460. III.

María Eugenia López. La Plata, 1977.


III


Se acuesta verde sobre el musgo y se le hunde la espalda. Las líneas de los

ojos caen al suelo, rodean la cara, gotean. La tela de su yukata no termina

de caer y hay tantas estrellas en la noche y tanto frío. Una mano llena de

florecitas y otra que tantea suelo y charquitos de rocío. Atrapa un pez rojo

y se lo pone en la boca para que no muera. La lluvia hinchará su garganta

para siempre. Y la selva avanza por el cuerpo. Y se le mete entre las piernas. Ella se transforma hasta parecer una bolita de wasabi.

Poema 459. Una vislumbre de lo eterno.

Ted Kooser. Estados Unidos, 1939.


Una vislumbre de lo eterno


Justo ahora,

un gorrión dio contra

la rama de un pino

al otro lado

de la ventana de mi dormitorio

y un soplo

de polen amarillo

se fue volando.

Poema 458. Finjo que escribo poesía.

Lù Yú 陆渔, 1969.


FINJO QUE ESCRIBO POESÍA


Yo finjo todo el tiempo que escribo poesía.

En mis años jóvenes fingía la métrica y la rima.

Del océano de las baladas antiguas

atrapo una gran pila de pececitos y camarones

que amontono para producir el misterio de la inspiración poética,

sacudo la cabeza y revoleo la mente simulando entrar en éxtasis.


Finjo que escribo poesía.

Copio desde el chino clásico hasta el estilo contemporáneo.

Manoteo algunos textos traducidos que ni fu ni fa

para espolvorear un toque de pimienta occidental moderna

y hacerme el que olvidé la fuente del poema, 

simular que me perdí por completo en la divinidad de la poesía.


Finjo que escribo poesía.

Intento hacer ver que tengo temperamento de poeta

hasta que por fin se descubra la verdad.

Ofrezco al menudeo letra escrita como un vendedor ambulante,

como un loro que aprendió a hablarle a la gente, 

como un perro pequinés que pide aplausos.


Finjo que escribo poesía.

Pero ¿acaso tengo al menos una pequeña fracción de talento?

En lo más oscuro de la noche leo buenos poemas de otra gente,

me entro a acurrucar en mi espíritu tremendamente mediocre,

a la vez largando lágrimas de celos 

y robando bien en silencio la inspiración de otros.


Finjo que escribo poesía

para sublevarme contra la cobardía de mi carácter,

contra la vulgaridad de mi corazón,

hundiéndome de lleno en cada día para protestar contra el sol,

en rebelión contra el amor que nunca tuve,

contra la pálida esencia de la vida.

Poema 457. Te deseo un huerto...

Cénix Callejo. Jerez de la Frontera, 1990.


Te deseo un huerto.

Un huerto que te recuerde

cómo cosechar lo que se siembra.

Un huerto que te enseñe que cuidar

es sinónimo de cuidarse.

Te deseo un huerto.

Un huerto que te recuerde el por qué

de los ciclos y de las estaciones.

Que no te permita olvidar, por ejemplo,

que la primavera

sólo existe gracias a -y después de-

el invierno.

Te deseo un huerto.

Para que te manches de barro,

para que no te falte nunca

el alimento

ni los motivos para levantarte

de la cama.

Por ejemplo, para regar,

o sembrar

o para cualquier otra manera

de preservar la vida.

Te deseo un huerto.

Sobre todo para que comprendas

que reciprocidad, en la gran mayoría de ocasiones,

no es

dar lo mismo que recibes.

Que reciprocidad es recibir lo que necesitas

y dar lo que le hace falta al otro.

Te deseo un huerto,

un huerto que te explique

la complejidad de lo sencillo

y lo sencillo de la complejidad.

Te deseo un huerto.

Para que comprendas

que la reciprocidad

se resume, en esencia,

a dar agua y luz

y recibir tomates.

Poema 456. La amapola roja.

Louise Glück. Estados Unidos,  1943-2023


La amapola roja


Lo mejor

es no tener

mente. Sentimientos:

oh, de esos tengo; me

gobiernan. Tengo

un señor en el cielo

llamado sol, y me abro

para él, mostrándole

el fuego de mi propio corazón, fuego

como su presencia.

¿Qué podría ser semejante gloria

sino un corazón? Oh, hermanos y hermanas,

¿fuisteis como yo una vez, hace tiempo,

antes de que fueseis humanos?

¿Os permitisteis

abrir una vez lo que nunca

se abriría de nuevo? Porque en verdad

estoy hablando

de la manera en que vosotros lo hacéis. Hablo

porque estoy destrozada.

Poema 455. Lo que hacen los vivos.

Marie Howe. Estados Unidos, 1950.


Lo que hacen los vivos


Johnny, hace días que el fregadero está tapado, algo debe

[ haberse caído por ahí

y el Drano no funciona, huele peligroso, y los platos sucios se

[ apilan


a la espera del plomero que no he llamado. De esas cosas

[ hablábamos.

Invierno: el cielo, azul, obstinado, la luz derramándose


por las ventanas abiertas: la calefacción está muy fuerte y no


[ la puedo apagar.

Hace semanas, mientras manejo, o cuando se me cae la bolsa

[ de compras en plena calle,


que pienso: Esto es lo que hacen los vivos. Y ayer,

[ apurada por

las veredas rotas de Cambridge, mientras se me derramaba el

[ café por la manga,


lo pensé otra vez. Y otra vez después, mientras compraba un

[ cepillo: Esto es.

Estacionar. Cerrar la puerta del carro en medio del frío. Lo

[ que llamabas ese anhelo.


Lo que abandonaste al fin. Queremos que llegue la

[ primavera y que pase el invierno. Queremos

que alguien llame o que no llame, una carta, un beso

[ —queremos más y más y aún mas de ello.


Pero hay momentos, al caminar, cuando me vislumbro

[ fugazmente en la vidriera

de la tienda de la esquina, por ejemplo, que siento un amor

[ tan profundo


por mi propio pelo en el viento, mi rostro cuarteado, mi

[ abrigo, que me quedo sin palabras:

Estoy viva. Y te recuerdo.

Poema 454. Autobiografía.

Cristina Peri Rossi

Uruguay,  1941.


AUTOBIOGRAFÍA


Viví fuera de la tribu

en las márgenes de las manadas

y conocí el repudio de los jefes

el anatema de los sacerdotes

y la persecución de los soldados.

No fui sin embargo una heroína

sino una excéntrica

es decir alguien que huye del círculo

del triángulo y la televisión.

Amé alguna música y la belleza

tan pasajera como un pájaro que huye

y Fausta embelesada

alguna vez quise retener el instante hermoso

que se esfumó como voluta como viento como ola

como gota de agua como recuerdo.

Ni más

ni menos.

Poema 453. Please Mr Postman - The Marvelettes.

María Renée Fernández Lawson. Córdoba,  1975.


Please Mr Postman - The Marvelettes

                                                                

un avioncito de papel madera

con estampillas de colores

trae a casa los libros de un amigo


señor cartero

por favor

revise bien su bolso


vea si hay un poema para mí

Poema 452. Por años y años luché...

Mary Oliver. Estados Unidos, 1935-2019.


Por años y años luché

sólo para amar mi vida. Y entonces

la mariposa

se elevó, ligera, con el viento.

"Tampoco ames tanto

tu propia vida" me dijo.


y desapareció

dentro del mundo.

Poema 451. Lo que vemos.

Rafael Urretabizkaya. Dolores, 1963.


Lo que vemos 


Tal vez no deberíamos decir,

"miro el mar"

"miro el río"

"miro el lago",


sería más verdadero

decir que lo que vemos 

es la parte de arriba

y las costas que sujetan su nombre.


Pero decimos que ahí está 

        que lo vemos

aunque sólo pispiamos

rastros de una piel inconstante

         reflejos.

Como cuando decimos conocer a una persona

porque de lejos le sacamos el modo de tranquear 

o porque la vemos pasar de vez en cuando

o porque duerme con nosotros.

Poema 450. La finalidad de la vida es amar...

Michel Houellebecq, 1956, Francia.


La finalidad de la vida es amar

todos lo dicen, todos lo saben

tus palabras son inútiles

ya no siento tu cuerpo frágil


Y la finalidad de mi vida se desdibuja

todo recto hacia delante, la torre Montparnasse

cuyos pisos pausadamente

se iluminan como un sueño ido a pique.


Atravesamos el centro comercial

como una envoltura irisada

cuyos estímulos neuróticos

delimitan un destino brutal.


Es nuestra vida, es nuestra muerte

lo que se desdibuja en las redes

la ciudad alimenta a sus verdugos

y el asco anega nuestros cuerpos.


(...)

Poema 449. Me han pedido que hable de belleza...

Jorge Spíndola. Comodoro Rivadavia,  1961.


Me han pedido que hable de belleza... 


 a María Millacura/a César Antillanca/a las familias del barrio Dignidad en Trelew/ a nuestros pibes torturados desaparecidos


me han pedido que hable de belleza

y la belleza es una flor que crece en cualquier parte


la riegan con cinismo en los salones

la pisan la orinan la escupen los gorilas

con su baba verde agua

la besan con aliento jediondo los borrachos

igual ella crece en lo baldío


me han pedido que hable de belleza

y la belleza es una flor que crece en cualquier parte


la policía tortura pibes pobres caídos en la sombra

portadores de rostro / sospechoso lo morocho

son los pibes del fondo de mi calle

flores negras del barro sublevado


// iván eladio torres desaparecido en la seccional primera de comodoro medarrabia

// eduardo mariano haro castrado en la seccional segunda de la loma petrolera

// juan josé gramajo david hayes julián antillanca el pibe almonacid

la lista de torturados golpeados agujereados en el cuerpo

por el gatillo fácil de la gorra se me hace interminable


¿dónde está luciano gonzález desaparecido por el geop en corcovado?


me han pedido que hable de belleza

y la belleza es una flor que crece en cualquier parte


siembran terror

allanan los jardines y las casas que ayer olían a pan y cordillera

ahora huelen a miedo y a silencio en los perfectos expedientes


yo conozco una azucena morena que se llama maría millacura

promueve marchas callejeras por iván eladio

maría millacura girasola en los pasillos de los tribunales

en toda oficina donde pone sus huevos la gallina del olvido


baila cuecas negras delante de la seccional primera de policía

inunda paredones con la foto de su iván eladio


la belleza es una flor que crece en cualquier parte


yo conozco a césar antillanca el padre de julián

transformó la pena en dignidad

escribió su nombre en las paredes y en los labios

llevó a juicio a los culpables

y la justicia los dejó libres

les dio credencial para matar


la escupen la mean la muerden los perros de la brigada canina

la pisaron los de la brigada motorizada

incendian barrios de los sin tierra


pisotearon niños yo los vi no me contaron

la policía montada entró en los ranchos

del barrio dignidad señor matanza

el intendente de trelew

ordenó desalojo sin orden judicial

y adónde estaba la justicia


el viernes 28 de agosto de 2009

yo daba mis clases de belleza

en la escuela de las mil viviendas

cuando el aire comenzó a oler a pólvora

gases lacrimógenos subían como lluvia ácida por el barrio dignidad

bajaban corriendo las mujeres tropezaban con hijos abrazados

caían entre patas de caballos

revolcadas polleras rodaban

dejaban sus flores estampadas en el piso

mientras las topadoras hacían su trabajo


cada rancho era una flor

cada tirante quebrado a patadas

cada chapa guardaba un sueño de hogar en la llanura

cada puerta era una promesa navegando

hacia dentro de los ojos

ahora humareda y tablones incendiados

ahora jarros y ollas rodando entre las matas

objetos extraños vagando en lo desierto


flores silvestres aplastadas por la motoniveladora


y el eco del llanto y ese humo en la mañana

creciendo como una flor venenosa pegada en las ventanas

mientras hablábamos en la clase de cultura

y estética contemporánea


me han pedido que hable de belleza

y la belleza es una flor que crece en cualquier parte


la riegan con usura en los salones

cacarean las gallinas tribunales

y muerden sus pétalos más frágiles


la escupen la mean

la besan con aliento jediondo los borrachos

igual la piropean

los viejos de arriba del andamio


la pisan la orinan la escupen los gorilas

con su baba tóxica verde agua

igual ella crece en lo baldío


la parcelan la vigilan

la patean en la cana

la desalojan la erradican

la muelen la prenden fuego la hacen humo

igual ella crece en lo baldío


maría millacura girasola en su nguillato

frente a la seccional primera de policía

con la foto de iván eladio canta maría millacura


por la sonrisa de julián

pinta muros habla en las escuelas

césar antillanca

conversa en cada sitio

en toda oficina donde pone sus huevos la gallina del olvido


me han pedido que hable de belleza

y la belleza es una flor que crece en cualquier parte.

Poema 448. Este es mi mundo.

Katherine Mansfield 1888-1923


Este es mi mundo.

This Is My World.


Este es mi mundo, esta habitación mía.

Aquí vivo y aquí moriré.

Todos mis intereses están aquí,

donde las horas pasan rápidamente.


Mira en estos estantes: solo libros, dirías,

pero son mis amigos, todos y cada uno,

la mayoría tristes, algunos alegres,

y mis fotos que bordean la pared.


Sí, ese es un Doré, y desde donde me siento

por la noche, con mis libros o mi trabajo,

veo la luz que cae y lo glorifica,

lo miro y me fortalece.


¡Ah!, en este armario resguardo

la música que rasga la púa.

Elixir de la vida: es algo más.

Es el cielo para mí.


Y ese es mi chelo, mi todo en el todo.

Ah, mi amado, silencioso esperas.

Si dejo que el arco caiga suavemente,

la magia yace bajo mi mano.


Y en la noche invernal, cuando el fuego apenas arde,

nos consolamos el uno al otro,

hasta que la noche afuera, todo frío y nieve,

se vuelve el fantasma de un sueño pasado.


Este es mi mundo, esta habitación mía.

Aquí vivo y aquí moriré.

Todos mis intereses están aquí,

donde las horas pasan rápidamente.

Poema 447. Espero curarme de ti en unos días.

Jaime Sabines. México, 1926-1999.


Espero curarme de ti en unos días


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "que calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se te hizo de noche"...Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Poema 446. Este amor.

Jacques Prevert. Francia 1900-1977.


ESTE AMOR


Este amor 

Tan violento 

Tan frágil 

Tan tierno 

Tan desesperado 

Este amor 

Bello como el día 

Y malo como el tiempo 

Cuando hay mal tiempo 

Este amor tan sincero 

Este amor tan hermoso 

Tan feliz 

Tan jovial 

Y tan pobrecito 

Trémulo como un chico en la oscuridad 

Y tan seguro de sí mismo 

Como un hombre tranquilo en lo más hondo de la noche 

Este amor que da miedo a los demás 

Que los hace hablar 

Que los hace palidecer 

Este amor acechado 

Porque nosotros lo acechamos 

Acosado herido pisoteado destrozado negado olvidado 

Porque nosotros lo hemos acosado herido pisoteado destrozado negado olvidado 

Este amor íntegro 

Tan vivo todavía 

Y pleno de sol 

Es el tuyo 

Es el mío 

Ese que ha sido 

Este algo siempre nuevo 

Y que no ha cambiado 

Tan verdadero como una planta 

Tan tembloroso como un pájaro 

Tan cálido tan vivo como el verano 

Ambos podemos juntos 

Alejarnos y retornar 

Olvidarlo 

Y después dormirnos 

Despertarnos padecer envejecer 

Dormirnos de nuevo 

Soñar con la muerte 

Despertarnos sonreír y reír 

Y rejuvenecer 

Nuestro amor sigue allí 

Obstinado como un borrico 

Viviente como el deseo 

Cruel como la memoria 

Absurdo como el arrepentimiento 

Tierno como los recuerdos 

Frío como el mármol 

Bello como el día 

Frágil como un niño 

Nuestro amor nos mira sonriendo 

Y nos habla sin decir nada 

Y yo lo escucho tembloroso 

Y grito 

Grito por ti 

Grito por mí 

Y le suplico 

Por ti por mí por todos los que se aman 

Y los que se han amado 

Sí le grito 

Por ti por mí y por todos 

Los que no conozco 

Quédate 

Allí donde estás 

Allí donde estuviste antes 

Quédate 

No te muevas 

No te vayas 

Nosotros los que somos amados 

Te hemos olvidado 

Pero no nos olvides tú 

Sólo te teníamos a ti en el mundo 

No permitas que nos volvamos indiferentes 

Cada vez mucho más lejos 

Y desde donde sea 

Danos señales de vida 

Mucho más tarde desde el rincón de un bosque 

En la selva de la memoria 

Surge de repente 

Tiéndenos la mano 

Y sálvanos

Poema 445. Flores.

José Watanabe. Perú  1945-2007.


Flores


La madreselva se cerró al amanecer

y yo, sin su perfume, seguí creyendo en la poesía.

Es difícil persistir en la poesía, más aún

cuando ella misma nos desorienta:

en la desesperación

yo escribí poemas más sosegados.

¡Casi enloquezco pidiendo calma!

Ahora, después de la noche en blanco

y ningún verso, estoy en paz.

La madreselva, ya lo dije, se cerró al amanecer.

Otras flores habrá a lo largo del día.

Los lirios que pone mi mujer en la sala,

las rosas que dejan caer los cortejos fúnebres,

las flores carnívoras que se cierran tan violentamente

que apenas dejan ver a la abeja que matan.

De estas flores aprenderé, una vez más,

que la poesía que tanto amo sólo puede ser

una fugaz y delicada acción del ojo.

Poema 444. Piedritas 2.

Claudia Prado. Puerto Madryn,  1972.


piedritas 2


Sólo ese día hizo calor,

el primero, después 

se terminó el verano. 

El lago brillaba

y nos sentamos a tirar piedritas 

y a imaginar una vida nueva 

en la que bastaría 

con girar la cara

para que nos diera el sol.

Vos elegías las tuyas

cuidadosamente 

y las arrojabas 

con ese movimiento preciso

que me lleva siempre

directo a tu infancia.

Entonces, las veíamos saltar

dos, tres, cinco veces, 

livianas, casi sin quebrar

la superficie del agua. 

Yo, en cambio, 

habituada a mi torpeza 

dejaba que las mías cayeran 

no importa dónde

que golpearan 

lo mismo el agua o la tierra

como quien habla solamente

para decir estoy acá.

Poema 443. Nadando al desnudo.

Anne Sexton. EEUU, 1928-1974.


Nadando al desnudo


En el sudoeste de Capri

encontramos una pequeña gruta desconocida

donde no había nadie y

la penetramos completamente

y dejamos que nuestros cuerpos perdieran toda

su soledad.


Todo lo que hay de pez en nosotros

escapó por un minuto.

A los peces reales no les importó.

No perturbamos su vida personal.

Nos deslizamos tranquilamente sobre ellos

y debajo de ellos, soltando

burbujas de aire, pequeños

globos blancos que ascendían

hasta el sol junto al bote

donde el botero italiano dormía

con el sombrero sobre la cara.


Un agua tan clara que se podía

leer un libro a través de ella.

Un agua tan viva y tan densa que se podía

flotar apoyando el codo en ella.


Me tendí allí como en un diván.

Me tendí allí como si fuera

la Odalisca roja de Matisse.


El agua era mi extraña flor.

Hay que imaginarse una mujer

sin toga ni faja

tendida sobre un sofá profundo

como una tumba.


Las paredes de esa gruta

eran de todos los azules y

dijiste: “¡Mira! Tus ojos son color mar.

¡Mira! Tus ojos son color cielo”.

Y mis ojos se cerraron como si sintieran

una súbita vergüenza.

Poema 442. Sin mostrar su color...

Ono no Komachi. Japón, ¿825-900?


Sin mostrar su color,

lo que va cambiando 

en este mundo,

ahora sé que es la flor 

del corazón de la gente.

Poema 441. El agua de la extranjería.

Graciela Cros. Carlos Casares, 1945.


El agua de la extranjería


Al traernos el pan con tomate

el árabe del chiringuito donde comemos cada día

me dice que estoy más guapa con el pelo distinto

y yo pienso,

mientras te observo encerrado en tu sótano,

frente a mí,

que vos no lo notaste y siento, además,

que para cerrar un ciclo de amor karmático

no hay como cambiar de país.


La extranjería anula el apego

y la melancolía de pisar suelo desconocido

se contrarresta con un estado de alerta permanente

que nos vuelve más lúcidos y sensibles.


Esta es la carta que hoy me escribo desde Zahara de los Atunes, Cádiz,

y me pregunto qué voy a hacer con lo que descubra

después de leerla. 

Poema 440. La llegada de la luz.

Mark Strand. Canadá,  1934-2014.


La llegada de la luz


Mejor tarde que nunca:

la llegada del amor, la llegada de la luz.

Te despertás y hay velas ya encendidas,

los astros se conflagran, los sueños se derraman en tu almohada

y envían cálidos aromas de aire.

Mejor tarde que nunca, cada hueso del cuerpo resplandece

y el polvo de mañana destella en el aliento.

Poema 439. 23.

Roberto Juarroz. Coronel Dorrego, 1925 - Temperley, 1995.


23


Hay trajes que duran más que el amor.

Hay trajes que comienzan con la muerte

y dan la vuelta al mundo

y a dos mundos.


Hay trajes que en lugar de gastarse

se vuelven cada vez más nuevos.


Hay trajes para desvestirse.

Hay trajes verticales.


La caída del hombre

los pone de pie.

Poema 438. II.

Marisa Negri. Buenos Aires, 1971. 


II


Hay que atravesar la nieve del corazón

el despertar ha tendido su velo


la verdad se aleja con la luz.

Poema 437. Más pobreza.

Osvaldo Bossi. Buenos Aires, 1960.


MÁS POBREZA


-¿Y no tenés agua en la canilla?

¿No tenés canilla?

¿Ni techo de verdad?

¿Ni enceradora?


-No. 

Pero tengo una bomba en el corazón.

Poema 436. 16.

Ana Miravalles. Bahía Blanca,  1965.


16


"Una de las virtudes del fracaso es mostrarnos

que al final muy pocas cosas

dejan huella en el mundo"


Pero quién sabe

si los tajos en la carne

con el tiempo

se borran.

Poema 435. Una mañana, un propósito...

Macky Corbalán. Cutral Co, 1963-2014.


Una mañana, un propósito.

Un mantra que repetir hasta que 

se haga ritmo, sanguíneo circular

entre los huesos. Ir y venir, por afuera

cotidiana y confiable, por adentro, bomba

de relojería. Tic tac, el amor tic tac.

Poema 434. Ganar.

Alejandro Schmidt. Villa María,  Córdoba.


GANAR 


Cuando perdí mi cuarta biblioteca aprendí lo que debiera haber sabido desde un comienzo 

se trabaja con restos  con memoria con palos de ciego 

los libros son como esos grandes espejos de las ferias que deforman hasta la risa o lo macabro.

Poema 433. Decir a contraluz...

Sonia Luz Carrillo. Perú, 1948.


Decir a contraluz

centrar el objetivo

modular el volumen


        PERO NO CALLAR

                             

                   NO CALLAR

Poema 432. Para que sepan de mí.

Laura Devetach. Argentina, 1936.


PARA QUE SEPAN DE MÍ


Soy mujer de buena voluntad

mucho trabajo

variadas noches sin sueño

y carencia total de aburrimiento.

Estoy al margen del margen

porque no ando merodeando puertas.

Podría decir que estoy bien así

muy bien

y ustedes

bien gracias

y bien también la familia

pero no sería cierto.

Miento sólo por piedad

o por terror

y éste no es el caso.

Soy loba, hambre, beso de amor

para morder a fondo

el sentido de las cosas

y solo brizna para soportar esta manera

de andar andando.

Aprendí a callar

a llevar con disimulo

ciertas tristezas

a romperme por dentro

y a recomponerme por dentro

y a recomponer mis partes

a fabricar juguetes nuevos

con pedazos viejos

Y acumular con avaricia

el único capital

que merece mi fe

la fuerza del amor

que me das

que me dan

que me quitan

y que estoy dando

para tirar hacia delante

aquí

ahora

hace ya millones de siglos

desde este margen sin remedio.

Poema 431. Ceremonia del té nocturno.

Marisa Negri. Buenos Aires, 1971.


CEREMONIA DEL TÉ NOCTURNO


I


Una mujer acaba de dormir a los niños

y con paso delicado atraviesa

la única habitación de la casa hacia el calentador,


hierve agua en un jarro enlozado

estira su mano hacia la lata azul

abre el té de jazmín

y aspira


también este dolor

pasará.

Poema 430. Las ceremonias adorables...

Marina Coronel. Chaco, 1982.


las ceremonias adorables

las insoportables

los llamados a media noche

si te molesta

el átomo de la locura

porque elegiste la ausencia

y el deseo

el deseo se raja

como un celaje.

Poema 429. No quiero perder.

Mary Oliver. EEUU, 1935-2019.


No quiero perder


No quiero perder la única hebra

del complejo brocado de esta felicidad.

Quiero recordarlo todo.

Por eso estoy aquí tendida, despierta y soñolienta

pero no lo suficiente como para rendirme.

Justo ahora, me alcanza un momento de hace años:

la primera luz de la mañana, el hábil y dulce

gesto de tu mano

         llegando a mí.

Poema 428. Caminas sobre tu propio corazón...

Alberto Szpunberg. Bs As. 1940-2020


Caminas sobre tu propio corazón

y en él tienes tu casa, la quietud, el fuego,

a pesar de los días desolados:

te echas sobre el suelo

y escuchas latir el mundo

como si fuesen tus propios pasos

que se acercan.